BLOG DE RAFA PARRA SOLER

De vocación, poeta, ensayista y dramaturgo.











sábado, 25 de diciembre de 2010

Pareado satírico-político con glosa incluida


¿Partido Socialista Obrero?
¡Vete a tomar por culo, Zapatero!
Hasta dónde hemos llegado. Mejor dicho: hasta dónde nos has llevado, Zapatero, para que, incluso yo, que te he defendido a capa y espada ( de hecho, llegué a plantearme escribir un libro que iba a llevar por título La dialéctica del talante: apología del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero), acabe insultándote... Pues aplícate el cuento, amigo mío, y, si te queda un poco de coherencia e integridad, dimite. Para neoliberales, ya tenemos a los señores del PP. El gobernante al que las circunstancias conducen a tomar medidas radicalmente contrarias a las ideas que su partido político representa, debería abandonar su puesto y convocar elecciones. Todo lo que no sea eso, es codicia por mantenerse en el poder a cualquier precio. Estás a tiempo de no decepcionarnos por completo.
Como le diría Patronio al conde Lucanor:
Si te queda un poco de cordura,
no agotes la legislatura.
(Con un pareado empecé, y con otro acabo).

El día perfecto, la vida perfecta


"... tras levantarme tarde, bajo al salón donde me siento frente a la chimenea y comienzo a leer, a leer cualquier cosa que tenga a mano, poesía o prosa, traducciones de los clásicos griegos, una nueva novela, un libro de crítica (...). Allí me quedo hasta las doce, más o menos, habiéndome leído, quizá, la cuarta parte de una novela, un par de poemas, un artículo sobre la cría de abejas en la Alta Silesia y una reseña escrita por alguien de quien nunca he oído hablar sobre una obra de teatro que nunca querré ver (...). Después de comer, me retiro nuevamente al salón, frente a la chimenea, donde me paso toda la tarde leyendo- y leyendo un montón de cosas-, o prosiguiendo un poema o un relato inacabado, o empezando otro o esbozándolo, o añadiendo unas líneas a una carta, o pasando a máquina algo ya acabado, o simplemente escribiendo, escribiendo cualquier cosa, dejando que las palabras y las ideas, que las palabras medio recordadas y medio olvidadas se desparramen por el papel."


Fragmento de una biografía de Dylan Thomas escrita por George Tremlett

miércoles, 15 de diciembre de 2010

¿Con qué carta nos quedamos?

¿A quién creemos? Uno no sabe a qué atenerse respecto a todos los acontecimientos que se están sucediendo en los últimos días. ¿Quién tiene razón? ¿Los controladores o el Gobierno? ¿Está implicada Marta Domínguez en la Operación Galgo? Esto último, a mí, me importa bastante menos, porque yo no soy aficionado a los deportes. Pero entiendo que la ilusión de muchos amantes del deporte consiste en ver a sus ídolos encumbrados en lo más alto, y considero que la presunta implicación de la atleta española en la susodicha trama de dopaje está haciendo un daño, que puede ser irreperable, a su imagen pública y a su prestigio profesional y deportivo.

Volviendo al primer asunto, no paran de salir versiones de todo tipo, dando la razón a unos o a otros, según el color político, claro está. La última teoría que se ha publicado pertenece a las páginas La Gaceta, periódico vinculado a Intereconomía, según las cuales fue el Gobierno del PSOE, y no los controladores, el que decidió cerrar el espacio aéreo. Será por mis prejuicios ideológicos, pero yo no me creo esa maquiavélica versión de los hechos, y, mucho menos, viniendo la información de donde viene. Pero sí opino que el Gobierno está abusando del estado de alerta decretado. El Sindicato de Controladores ha manifestado su compromiso de no volver a alterar el tráfico aéreo durante las Navidades, y eso debería bastar a Zapatero y a José Blanco. Los controladores aéreos saben que han cometido un error y no van a tropezar de nuevo en una piedra tan grave como la que les ha hecho caerse.
Tampoco sé de quién es la culpa de que no se hayan convocado más plazas durante los últimos años para que haya más controladores aéreos y que, en consecuencia, los que están ahora trabajando, se beneficien de las descargas horarias que necesitan para desestresarse y, también en consecuencia, sus salarios no sean tan desproporcionados con los del resto de empleados públicos... y no públicos.

Como están diciendo muchos últimamente, y no les falta razón, lo cierto es que no hay que creerse la mitad de la mitad de lo que nos cuentan los medios de comunicación. Pero de ninguno,¡ eh! ¿O es que ahora va a resultar que Intereconomía tiene la razón y que El País y Público mienten, o viceversa? Evidentemente, si tengo que elegir entre uno y otro, me quedo con el que es más afín a mis ideas, igual que cualquier persona. Pero también es cierto que todos nos dan la información sesgada, recortada por el lado que más (o que menos) le interesa a cada uno. La imparcialidad no existe, al menos que los medios de comunicación sean dirigidos por máquinas sin pasiones ni sentimientos.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Las Odas Elementales de Skármeta

No, no es una errata lo que reza el título de esta entrada. Se trata de una constatación, la de que un autor puede hacer suya la obra de otro cuando la supera o, al menos, cuando se coloca a su misma altura. Y esto es lo que consiguió la prosa del chileno Antonio Skármeta con la poesía del también chileno Pablo Neruda.

El cartero es un personaje sencillo, como sencilla es la poesía de Neruda. El cartero tiene un alma sensible, a flor de vida, de tierra y mar, de terraza y taberna, de cadera y muslo... Su vida, su existencia, su persona y su figura son la encarnación novelística de la inspiración lírica del poeta chileno. Eso es: el cartero es un alter ego de Pablo Neruda, y lo que hace Skármeta es plantear un diálogo de Pablo Neruda consigo mismo. Mario Jiménez representa la vitalidad, la juventud y el amor a las cosas sencillas de la vida. Cuando encuentra ese empleo que le pone en contacto con el ilustre poeta y se encuentran por primera vez, se produce la perfecta fusión entre literatura y vida, entre arte y realidad, a través de la cual todo se contempla desde el prisma de la belleza, de la inocencia y de la autenticidad. Y esta nueva perspectiva abarca todo lo humano: el paisaje, la comida, el sexo, el amor, incluso la política.

La historia termina con la muerte de Neruda y con la paternidad del joven cartero, lo cual constituye una suerte de relevo simbólico en lo poético, en lo humano y en lo familiar. Porque, a estas alturas, Pablo y Mario, poeta y cartero, han traspasado el ámbito laboral de su relación para alcanzar una esfera de emotividad y familiaridad absolutamente conmovedora. El final de la novela, por tanto, es esperanzador: los hombres nacen y mueren, pero la poesía permanece.