BLOG DE RAFA PARRA SOLER

De vocación, poeta, ensayista y dramaturgo.











miércoles, 30 de marzo de 2011

Emilio Botín, ¿quién te ha pedido tu opinión?

Bien pensado, tampoco me extraña en absoluto que haya ocurrido algo así en un país como el nuestro, en que gobiernan unos señores socialistas que están aplicando los mayores recortes sociales de la actual democracia para que los mercados se tranquilicen y vuelva la confianza a los inversores a España. En estas circunstancias, en que es el mercado el que realmente manda, no es de extrañar que el sábado pasado, en la reunión que tuvo Zapatero con cuarenta y un empresarios en La Moncloa, fuera un peso pesado del gremio, el señor Emilio Botín, quien se atreviera a ejercer de consejero del Presidente pidiéndole que agote la legislatura y no adelante las elecciones. Y no me sorprende semejante atrevimiento, dada la forma totalmente antisocial mediante la cual el Gobierno está abordando la crisis económica, en que cinco millones de familias españoles se han quedado sin ningún tipo de ingresos después de la supresión del subsidio de paro, y en que el diálogo social se ha decantado en favor de los intereses de la patronal con la flexibilización del mercado laboral y con el abaratamiento del despido.

No me extraña que el señor Botín sienta la suficiente confianza y complicidad con el Presidente Zapatero como atreverse a darle consejos sobre la política que éste ha de seguir, porque este gesto no es otra cosa que el resultado de aquéllo a lo que ha llegado este gobierno en la degradación de su gestión ideológica y política. Lo que sucede es que Botín ve a Zapatero como a uno de los suyos, y realmente es así, porque Zapatero se ha cargado el Estado de Bienestar. Con Zapatero, el mercado ha vencido al Estado.

lunes, 28 de marzo de 2011

Los dragones del Opus Dei

¿Son de verdad o de mentira? Por una parte, me da igual: la belleza es lo importante; por otra, desde el ángulo de la crítica y el análisis, sí me interesa mucho saber si la imagen que ofrecen esos dragones es la auténtica o está manipulada. Me refiero, efectivamente, a José María Escrivá, el fundador del Opus Dei. Yo quiero creer que la historia es cierta y que este hombre tenía las mejores intenciones cuando decidió crear su propia congregación religiosa, y que ésta representaba los valores más nobles y elevados del cristianismo primitivo, tal como lo concibió Jesús de Nazaret, ese cristianismo de los panes y los peces (parábola del comunismo más básico), de la expulsión de los mercaderes del templo, del reino que no es de este mundo y de dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Ese cristianismo, en definitiva, que es anterior a todas las manipulaciones de los Padres de la Iglesia y del Feudalismo. En otras palabras, esa religión pura y transparente que predicaba, con transparencia y pureza, el amor al prójimo en general, y a los más desfavorecidos en particular, defendiéndolos del sistema político que los oprimía y que los sigue oprimiendo.

Si la imagen de este sacerdote que muestra la película es la auténtica, entonces el Opus Dei ha sido víctima de los herederos de esta fundación y se ha convertido en esa institución elitista, capitalista y ultraconservadora que conocemos hoy en día, igual que le ha sucedido a la religión cristiana a lo largo de su Historia. Yo prefiero pensar esto y quedarme con la magnífica interpretación de Charlie Cox encarnando la figura del joven sacerdote honesto, idealista, perseverante y comprensivo incluso con aquellos individuos que se dedicaban a quemar iglesias y matar a los de su especie, o sea, a los curas. Si todo esto es verídico, entonces Encontrarás dragones constituye un producto cinematográfico que, además de una auténtica obra de arte, justifica, con creces, la santificación de su protagonista.






jueves, 24 de marzo de 2011

Los espías del capitalismo en tiempos de crisis

Vale que la economía no sea controlada por el Estado, pero es que ya ni siquera es cosa de la relación entre la oferta y la demanda ni de la producción de bienes y servicios. Ahora las economías del mundo están en manos de los agentes financieros que se dedican a especular sobra la posible solvencia o insolvencia de Bancos, Cajas y organismos públicos. Consultorías como Moody´s o Fitch están resultando ser auténticos quebraderos de cabeza para los Presidentes del Gobierno y Ministros de Economía en su frenética lucha contra el déficit fiscal. La primera lo fue, hace unos meses, para España, cuya salud financiera ya había sido puesta a prueba y había salido airosa de dicho examen. Me pregunto qué buscaran estas agencias consultoras provocando tanta presión a los gobiernos. ¿Es que, para el caso de nuestra economía, no están satisfechas con el enorme recorte de gasto público llevado a cabo por Zapatero? ¿Y qué pasa con las privatizaciones de aeropuertos y de correos? Y, en cuanto a nuestro mercado laboral, ¿tampoco están satisfechas con el abaratamiento del despido ni con el gran número de empresas de trabajo temporal que monopolizan los espacios publicitarios de las ofertas de empleo?

Ahora le ha tocado sufrir a Portugal por gentileza de Fitch, otra agencia de rating que también se ha hecho famosa últimamente. En esta ocasión, la cosa ha sido más grave, pues le ha costado el puesto al Primer Ministro José Sócrates, cuyo plan de austeridad económica ha sido rechazado por el Parlamento, lo cual le ha llevado a presentar la dimisión.
Afortunadamente, estas empresas dedicadas a desestabilizar a los gobiernos están siendo investigadas por la Audiencia Nacional, acusadas de emitir sus informes basándose en intereses ocultos que remuneran su labor para provocar situaciones favorables a dichos intereses.

Definitivamente, el comunismo ha muerto, pero porque el capitalismo le ha dado una puñalada por la espalda. Y eso es, precisamente, lo que estas empresas se dedican a hacer: espían a fondo las economías de los distintos países para aprenderse todos sus movimientos, sus hábitos y sus costumbres y, cuando más vulnerables se encuentran aquéllas, o sea, en tiempos de crisis, éstas salen de su escondite y se ensañan a puñaladas con su víctima, que queda malherida (cinco millones de parados, reducción del sueldo de los funcionarios, las pensiones, la factura de la electricidad, la crisis energética, los contratos temporales, los 600 euros de salario mínimo...).
Es indignante que sean los mercados los que gobiernen nuestras vidas, y mucho más si se trata de ese tipo de empresas a las que nadie les ha pedido su opinión y que se dedican a emitir informes financieros según les convengan, porque saben que los políticos de turno les van a hacer caso con tal de mantenerse en el poder y no perder votos. Es lo que sucede con gobiernos socialistas como el nuestro, que se dedica a privatizar empresas públicas y a recortar gastos donde y cuando más falta nos hacen.

domingo, 20 de marzo de 2011

Si España ha dejado de ser católica, ¿qué necesidad tenemos de insultar a los católicos?

No entiendo a qué ha venido el suceso, por parte de un grupo de jóvenes ateos, de presentarse en una capilla universitaria para montar un paripé. Como ateo, me siento avergonzado por la conducta de esos jóvenes que a mí no me representan. No sé qué ven de malo en que haya capillas católicas en las universidades públicas españolas. ¿También les ofendería la presencia de una mezquita o de una sinagoga? ¿Qué daño hace la presencia de una sucursal de la Iglesia en un campus universitario? ¿Acaso van los capellanes a entrar en las aulas e impartir las asignaturas? ¿O van, esos mismos señores, a decidir quién puede ser profesor o catedrático, como sucede a nivel estatal con la enseñanza secundaria?

Lo más grave, según he leído en los periódicos, ha sido el momento del acto de protesta (¿contra qué?), ocurrido mientras el cura estaba oficiando misa con un grupo de fieles. Esta circunstancia constituye, en mi opinión, un agravante vergonzoso que no hace sino desenmascarar la naturaleza meramente provocativa del mencionado gesto antirreligioso. No entiendo a qué viene irrumpir en medio de una misa para insultar a sus participantes, que no tenían culpa de nada y solo estaban ejerciendo su derecho a la libertad de expresión y reunión. ¿Quiénes son, ahora, los fascistas? Como republicano, igual que no me sentí orgulloso de la quema de conventos, tampoco me enorgullece este tipo de cosas.

Quienes han hecho esto, no se dan cuenta, en su necedad, de que lo único que consiguen, de esta manera, es dar alas al victimismo de esos católicos, desde Ratzinger hasta Rouco Varela, que se creen perseguidos por el laicismo estatal del gobierno socialista, porque haciendo estas cosas les dan la razón.

Demos ejemplo, como ateos y progresistas, de aquello que nos caracteriza: el respeto y la tolerancia. Todo lo que no sea eso, será cultivar la hipocresía y los dobles raseros.


miércoles, 9 de marzo de 2011

Fernando García de Cortázar, poeta frustrado

Lo que no ha sabido o no ha podido ser de forma clara y abierta, trata de expresarlo en sus obras de divulgación sobre la Historia de España. Es lo que ocurre con su libro Los mitos de la Historia de España: a menudo, pierde la perspectiva de lo que él es, un historiador, prosista de los acontecimientos y cronista los avatares acaecidos a través del tiempo, y se enfrasca en divagaciones líricas que nadie le ha pedido, con lo cual su escritura se vuelve lánguida, imprecisa y etérea para un género, el ensayístico, que requiere todo lo contrario: rigor, precisión y claridad.
Por otra parte, al menos el cincuenta por ciento de lo que escribe es paráfrasis de fragmentos de obras ajenas, de modo que lo poco que tiene de original este autor se le queda en algo de lirismo empalagoso, aburrido y totalmente irrelevante.
Y para muestra, un botón:

"El último buen país. La patria del Cid y del Romancero, del pícaro Lázaro y la prostituta Celestina. La Sevilla de Carmen y don Juan. La Granada de la Alhambra y Boabdil. La Castilla de Don Quijote y Sancho Panza. Tierra o sueño. Exotismo y decadencia. La sombra del viajero romántico es alargada..." Este fragmento corresponde al comienzo del capítulo 5 del mencionado libro, y lleva por título "El espejo roto". En este pasaje de la obra, su autor aborda el mito de la España eterna de charanga y pandereta que fue tan del gusto de los románticos Mérimée, Lord Byron, etc, allá por los finales del siglo XVIII y principios y mediados del XIX, una visión que continúa todavía en autores tan modernos como Ernest Hemingway o Gerald Brenan, por poner dos ejemplos representativos. Se trata en este caso, por parte del autor, de desmitificar este aspecto de la idiosincrasia española. Es un intento de demostrar que esos escritores y pensadores del Romanticismo estaban equivocados con la imagen que tenían de nuestro país, una imagen de inferioridad cultural respecto al resto de los países europeos. De hecho, la famosa frase de que "Europa comienza en Los Pirineos" fue acuñada por el novelista francés Alejandro Dumas. Pues bien, para decir esto, el historiador se derrama en interminables enumeraciones ("La patria del Cid y del Romancero. La Sevilla de Carmen y Don Juan. La Granada de la Alhambra y Boabdil...") que demoran la llegada al meollo ideológico que se pretende expresar, lo cual impacienta al lector (por lo menos, a mí). No olvidemos tampoco la paráfrasis delibesiana (referente al título de una obra de Miguel Delibes) de esa frase: "La sombra del viajero romántico es alargada", que constituye una muestra más de la falta de originalidad en el estilo del señor Fernando García de Cortázar.
Ya sabemos, señor García, que domina usted a la perfección la elipsis, la anáfora y el paralelismo, pero estos excesos retóricos convierten su exposición histórico- ensayística en una novela de Azorín, y en su libro yo no busco ficción ni sentimientos: quiero ideas y conocimientos. Si es usted historiador, actúe como tal. Pero si lo que quiere es escribir poesía, escríbala usted desnuda y no disfrazada, como le diría Juan Ramón Jiménez. ¿O acaso tiene usted miedo de ser un mal poeta?

lunes, 7 de marzo de 2011

Política energética en tiempos de crisis

En tiempos de crisis toca ser políticamente incorrectos para salvar el barco, de modo que si hay que defender el mantenimiento de las centrales nucleares, pues se defiende, y punto. Si el único tipo de energía que produce España es esa, pues habrá que aprovecharla, porque no están los tiempos para otras cosas, teniendo en cuenta los precios del petróleo, de la factura de la electricidad, el déficit de nuestro PIB y las políticas monetarias del Banco Central Europeo, por no hablar de las últimas cifras del paro, las más elevadas de los últimos 25 años.

Si tenemos que resignarnos a alimentar peligros potenciales que conduzcan a tragedias medioambientales como la de Chernóbil, pues tendremos que aguantarnos. Las épocas de vacas flacas exigen estas cosas de los ciudadanos responsables y comprometidos con el bien común. Si resulta que las fuentes de energía contaminantes son más rentables que las alternativas renovables y sostenibles, no tenemos más remedio que potenciar aquéllas, porque no podemos permitirnos lo contrario en estos momentos. Si mantener en funcionamiento la central nuclear de Garoña va a suponer que los parados puedan seguir recibiendo subsidios, habrá que hacerlo. No sé si tendrá mucho que ver una cosa con la otra. Yo creo que sí, porque todo está relacionado en cuestiones de gasto público. Se trata de priorizar la inversión en unos sectores frente a otros. Además, todo esto favorecerá nuestra independencia de los suministros extranjeros, especialmente si proceden de países en que rigen dictaduras, lo cual no es solo política, sino, también, y mucho más importante, moralmente correcto. Y lo que es moralmente correcto es bueno ahora y siempre.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Velocidad terminal

Aunque no soy conductor, creo que puedo permitirme opinar sobre este asunto, porque considero que tengo criterio para ello. Y lo que quiero decir es que me parece magnífico lo de los 110 kilómetros por hora como velocidad máxima permitida en las autopistas. Y me parece genial, tanto por el ahorro energético como por el incremento de seguridad vial que va a suponer, en mi opinión, esta nueva medida.

Es más: desde mi punto de vista, ese tope de velocidad sigue siendo demasiado elevado, puesto que los conductores toman la cifra límite como punto de referencia a partir del cual tomarse la libertad de pisar el acelerador con un pequeño margen de diez a quince o veinte kilómetros por hora. Y a los hechos me remito: el actual límite de 120 km/h no se emplea como punto de llegada, sino como punto de partida, aproximadamente y tirando por lo bajo, hasta los 140 km/h, lo cual constituye una diferencia de 20 kilómetros por hora. Y esto lo veo yo desde mi asiento de copiloto cada vez que me subo a la parte delantera de un coche. Lo que va a causar el nuevo límite de los 110 km/h es que los conductores se sigan permitiendo ese margen de kilometraje (en este caso, hasta los 130 aproximadamente, con lo cual se va a seguir incurriendo en infracción por límite de velocidad).

En realidad, lo que habría que hacer es fomentar más el uso del transporte público (no es normal que cueste lo mismo ir en bus desde Sevilla a Algeciras y a Madrid). De todos modos, insisto en que la medida me parece muy apropiada y beneficiosa, tanto para el ahorro de gasolina, que va a conducir a disminuir la dependencia de las fluctuaciones del precio del petróleo, como por la disminución del riesgo de accidentes de tráfico, puesto que lo lógico, creo yo, es que si los coches circulan a menos velocidad, el control de los conductores sobre sus vehículos es mayor, y la posibilidad de provocar un accidente es menor. Otro beneficio colateral de esta medida será el recaudatorio, en lo referente a las multas de tráfico. Si ésta es otra forma de que el Estado consiga obtener más ingresos para reducir el déficit fiscal, pues mucho mejor, ¿no?