1. Pues claro, la rudeza es una capa protectora, por eso los cavernícolas no necesitaban nada: ni ropa, ni medicinas, ni cubiertos...nada...
2. Yo creo en él, siempre, lo sabes. He tenido demasiada suerte como para no hacerlo. Y creo que el tiempo, más que el destino, lo pone todo en su lugar.
Creo que esa vulnerabilidad de la que hablas se ve perfectamente en Un mundo feliz. Por otra parte, además de vulnerable más peligroso.
En cuanto al destino, no es tan importante si creemos o no en él. Lo jodido es cuando el destino no cree en nosotros (adaptando las palabras de una famosa película española).
Profesor de enseñanza media en un instituto andaluz; licenciado en Filología Hispánica; autor del poemario "Lágrimas de veleta". Votante de Izquierda Unida (por consiguiente, ateo, republicano y anticapitalista).
Ahí le has "dao", Rafa; especialmente el segundo.
ResponderEliminar1. Pues claro, la rudeza es una capa protectora, por eso los cavernícolas no necesitaban nada: ni ropa, ni medicinas, ni cubiertos...nada...
ResponderEliminar2. Yo creo en él, siempre, lo sabes. He tenido demasiada suerte como para no hacerlo. Y creo que el tiempo, más que el destino, lo pone todo en su lugar.
Nunca entiendo los aforismos...
ResponderEliminarCreo que esa vulnerabilidad de la que hablas se ve perfectamente en Un mundo feliz. Por otra parte, además de vulnerable más peligroso.
ResponderEliminarEn cuanto al destino, no es tan importante si creemos o no en él. Lo jodido es cuando el destino no cree en nosotros (adaptando las palabras de una famosa película española).