La noche y el bohemio eran amantes,
pero un día,el bohemio dejó ya de quererla:
las estrellas cambió por un tejado
y el precio de la luna, por el de una moneda.
La noche nunca pudo perdonarle
y el bohemio no volvió a contemplar la luna,
salvo en sus pesadillas.
y el bohemio no volvió a contemplar la luna,
salvo en sus pesadillas.
Es precioso, cielo, pero piensa que el bohemio tiene que comer, y que algún día debe cambiar la fría luna por el calor del sol, o el de un hogar ;)
ResponderEliminarTe quiere, tu rayito de sol.
yo creo q muchos nos sentiremos aqui identificados con el bohemio, yo por lo menos. lo bueno esque la luna siempre perdona, igual que el hombre. Paz; guni
ResponderEliminarxinoooooo eres la ostia
ResponderEliminarde parte del grullas