La interpretación es siempre negativa,
y nunca es positiva.
Todo es según convenga,
pues, ¿para qué engañarnos,
cristal de don Ramón de Campoamor?
Esa es la hipocresía de Occidente,
y, víctima de ella, en este caso,
el holandés errante,
que no era muy querido en nuestras tierras,
porque era entrenador del Barcelona
y más de media España
era del Real Madrid (y sigue siéndolo).
"¿Qué le vamos a hacer? Así es la vida...
de injusta, por supuesto", dijo el árbitro.
sábado, 27 de agosto de 2011
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