BLOG DE RAFA PARRA SOLER

De vocación, poeta, ensayista y dramaturgo.











martes, 31 de agosto de 2010

Cómo salir de la crisis, según Aznar

Hé aquí algunas de las recetas mágicas de este adalid del capitalismo: privatizaciones, bajadas de impuestos y defensa del modelo tradicional de familia (por lo visto, la destrucción, que no diversificación, del modelo de familia tradicional está contribuyendo, como un factor más, al agravamiento de la crisis económica por la que atraviesa España). Hé aquí, por tanto, este decálogo del buen burgués que constituye el último libro del ex- presidente Aznar, España puede salir de la crisis.

Reconozco que no le falta honestidad, o, al menos, a mí me lo parece, en lo que escribe, no así en lo que dice ( y en cómo lo dice) cada vez que los medios de comunicación deciden recoger alguna declaración suya, por muy estúpida que sea. Digo lo de la honestidad porque me parece verdaderamente sincero lo que defiende: el mercado como el único medio eficaz para luchar contra la pobreza y las desigualdades sociales. El Estado, por su parte, queda como el culpable de los fallos del mercado: si Bernard Madoff ha estafado y se ha forrado es por culpa de los mecanismos reguladores y aquéllos que los dirigen, no por la codicia de estos grandes ejecutivos.

Habrá que ver cómo termina el libro. De todos modos, me gusta mucho contrastar opiniones leyendo obras de autores cuyo pensamiento es radicalmente contrario al mío, como sucede en este caso.


jueves, 26 de agosto de 2010

No más muertes españolas en Afganistán: no a la OTAN

Éstas son las consecuencias de pertenecer a la OTAN, o lo que es lo mismo, a la órbita militar de los Estados Unidos. Estos son los resultados de la hegemonía mundial de los yankies: sometimiento, opresión, muertes inocentes y sangre, mucha sangre.

La OTAN es como la cárcel de Guantánamo; una obsoleta y vergonzosa infamia para la humanidad y para la integridad del cumplimiento de los derechos humanos. La existencia de la OTAN pudo tener sentido durante la Guerra Fría, y como contrapartida institucional frente al Pacto de Varsovia soviético. Actualmente, la organización militar del Atlántico Norte sólo sigue en pie con la intención, por parte de EEUU, de reafirmar su dominio sobre el mundo que todos conocemos.

Y, como superpotencia dominante, EEUU nos manda, y nosotros la obedecemos, en todo. Como, por ejemplo, a la hora de invadir y bombardear países de Oriente Medio. Por ejemplo, tenemos el caso de Afganistán: los mandamases del planeta revisten de legitimidad la correspondiente invasión mediante la creación de un organismo llamado ISAF (Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad), bajo cuyo paraguas legitimador, países como el nuestro, España, siguen, cual borregos, las directrices norteamericanas.... Y éstas son las consecuencias: el 11- M, los accidentes del Yakoleb 42 y el Cougar... Y lo último, los atentados talibanes que han costado la vida a varios efectivos españoles de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

Éstas son las consecuencias de obedecer ciega y sumisamente los caprichos políticos del Tío Sam. España debería posicionarse de forma audaz e independiete en este tipo de situaciones. Ya lo hizo Zapatero respecto a las tropas de Irak en 2004. También debería tomar una decisión sobre la guerra de Afganistán y, ya puestos, sobre las bases militares norteamericanas existentes en nuestro país, porque nosotros no somos la marioneta de ningún país, por muy superpotencia que sea.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Carta abierta a William Faulkner

Mucha polifonía y mucho flujo de conciencia, mucha innovación... ¿para qué? ¿Para que sólo te entiendan cuatro gatos de cráneo privilegiado? El ruido y la furia son los que me has provocado tú a mí, cabronazo. No he entendido absolutamente nada de tu genial novela, salvo la escena de la misa, casi al final. No me he aclarado sobre quién es quién, sobre de qué trata la historia. Ni siquiera he podido identificar el sexo de los personajes (Quentin, Dilthey, ¿eran hombres o mujeres...?). He tenido que recurrir a la Wikipedia para salir de dudas. Me siento intelectualmente humillado. Me has humillado, Faulkner. ¿Es que no te da vergüenza? Pues debería dártela, porque yo me he esforzado mucho por entender esa prosa caótica llena de cursivas, de pinceladas impresionistas, de diálogos expresados por unos personajes inidentificables. ¿Quién es Ben? ¿Quién es Caddy? ¿Quiénes son los amos blancos y quiénes son los criados negros? Porque se supone que de eso trata tu novela, ¿no?: de la decadencia del sistema esclavista en el sur de los EEUU, o, al menos, de la decadencia de las familias aristocráticas que apoyaban dicho sistema.
Tengo que felicitar a Ana Antón Pacheco, la traductora de la edición que yo he manejado (El País: clásicos del siglo XX), por la inconmensurable labor realizada, la cual supongo que habrá constituido un grandísimo reto para ella. Tener que traducir una obra de estas características tiene que ser como copiar un códice medieval: árduo, tedioso y extenuante... O no. Es posible que esta señora sea una entusiasta del escritor norteamericano, que se haya leído su libro varias veces, en el idioma original, por supuesto, y que se lo conozca de memoria, con lo cual la tarea traductora le habrá supuesto una sensación de placer cercana o igual al orgasmo... intelectual, en este caso.

En cualquier caso, señor Faulkner, le felicito por su fama y reconocimiento. Si no recuerdo mal, le concedieron el Premio Nobel allá por los años 40, ¿verdad? Dicen los más entendidos que El ruido y la furia está incluida entre las cien mejores novelas del siglo XX. Pues yo que me alegro, aunque me lo haya hecho usted pasar realmente mal intentando atar cabos al pretender, al hilo de la lectura, ir averiguando quién era quién, quién decía esta frase, qué relación tenía este personaje con este otro (¡llevo doscientas páginas y aún no me he enterado de nada!)...

Que conste que no es mi intención la de disuadir a nadie de embarcarse en esta lectura. Más bien, al contrario: desde esta plataforma, aquí y ahora, lanzo un desafío a mis lectores para que pongan a prueba su inteligencia, su intuición, su madurez lectora y, sobre todo, su paciencia.

Ahí queda eso.

martes, 10 de agosto de 2010

Eduardo García Serrano, el sucesor mediático de Jiménez Losantos

Desde que abandonó La Cope, a Federico se le nota menos, y eso que su nueva emisora, esRadio, se está consolidando como alternativa seria frente a las grandes Cadena Ser, Onda Cero y la radio de los obispos. Pero que no se preocupen los amantes de la polémica y el debate político, ya que ha surgido, desde la plataforma de Intereconomía, un dignísimo sucesor del autor de Lo que queda de España, que no es otro que Eduardo García Serrano. Este periodista, hijo del escritor Rafael García Serrano, famoso apologista del franquismo en novelas como La fiel infantería, ha llegado, incluso, a superar a su predecesor como artífice de calumnias, difamaciones y toda clase de insultos tan gratuitos como soeces. Valga, como ejemplo, la siguiente lista de descalificaciones digiridas, respectivamente, a la Consejera de Sanidad de la Generalitat de Cataluña ("zorra", "guarra", "puerca"...), al escritor Antonio Gala ("maricona vieja") y al socialista Pedro Zerolo ("maricón", "hermafrodita").

Ciertamente y visto lo visto, al lado de este señor, don Federico parecía una Hermanita de la Caridad, pues el estilo del periodista aragonés, dentro de su tendencia constante a la descalificación, es mucho más elegante, incluso creativo, con esa tendencia al neologismo que Losantos seguía a modo de licencia desde la autoridad académica que le otorga su condición de Licenciado en Filología Hispánica (recordemos algunas de sus más ingeniosas creaciones léxicas, como el apelativo de Maricomplejines con el que suele referirse a Mariano Rajoy, o el de Carcalejos, en humorística alusión al ex- director del diario ABC, José Antonio Zarzalejos, al que empezó a llamar con el mencionado mote debido a las teorías desviacionistas sobre la autoría del 11-M que aquél defendía en el histórico periódico, y las cuales se apartaban de la hipótesis conspirativa que defendían todos los medios de comunicación afines al Partido Popular).

El caso es que, si comparamos las expresiones lingüísticas de uno y de otro, lo de García Serrano sí que tiene delito, de modo que, si don Federico tiene varios procesos judiciales abiertos por difamación y calumnias, el señor Eduardo debería estar en la cárcel, puesto que sus descalificaciones son mucho más graves y, sobre todo, de un mal gusto irritante e incomprensible en una persona de su formación. Parece que algunos intelectuales de derechas, por muy intelectuales que sean, no tienen otra forma, aparte del insulto, para expresar sus ideas. Quizá pretendan, de este modo, que se les dé la razón. En tal caso, están muy equivocados.

lunes, 9 de agosto de 2010

El ensayismo hispánico se queda huérfano

Quizá la figura de Juan Marichal no sea tan conocida como las de Ramón Menéndez Pidal o Dámaso Alonso, por aportar varios ejemplos ilustres. Sin embargo, para quienes amamos el género literario del ensayo en particular, y la erudición en general, hoy es un día triste, pues nos ha dejado uno de los mayores especialistas en el estudio del ensayo en España e Hispanoamérica.

La voluntad de estilo: teoría e historia del ensayismo hispánico (1957) es su obra más conocida, y en ella el autor realiza un recorrido histórico del género a través de las obras más representativas dentro del ámbito hispanoamericano. Según Marichal, el origen del ensayo en España se da ya en los tiempos de la Baja Edad Media, cuando los contactos de la Corona de Aragón con los dominios españoles de Milán, Nápoles y Sicilia empiezan a formar vías de intercambios culturales a través de las cuales el Renacimiento italiano terminará arraigando en España un siglo más tarde gracias a genios como Garcilaso de la Vega.

En este contexto de intercambios culturales y de fin del teocentrismo medieval, los escritores españoles empiezan a sentir la necesidad de expresar sus individualidades a través de la literatura. Y es ese afán de expresión individual el factor al que Marichal denominó voluntad de estilo: se trata del abandono de la anonimia para reivindicar la autoría de las obras, que constituiría, en la mentalidad del escritor prerrenacentista, la manera de perdurar en la esfera terrenal más allá de la muerte (lo que Jorge Manrique llamaría "la vida de la fama").

Es esta "voluntad de estilo" el germen del ensayo en España, y que continuará a lo largo de los siglos a través de autores de la talla de Feijóo, Jovellanos, Emilia Pardo Bazán, José Luis Abellán, José Ortega y Gasset, Miguel de Unamuno o Xabier Zubiri.

A estudiosos como Juan Marichal, o el mismo José Luis Abellán, anteriormente mencionado, todos los amantes del ensayo y la erudición les debemos la sistematización, organización y teorización de este género apasionante que constituye la literatura de ideas, y que tan importante empuje experimentó durante el siglo XVIII, el llamado "siglo sin literatura", porque llegaron a predominar las ideas frente al arte de crear mundos de ficción o de belleza lírica. Sin embargo, ahí queda el legado intelectual del profesor Marichal, cuyo magisterio ha dignificado y consolidado el ensayístico como un género literario más, al lado de la narrativa, la lírica y el teatro.