La patronal, un lastre para el socialismo

La CEOE debería disolverse ahora que tiene la oportunidad, dada la crisis de liderazgo por la que está pasando. Después de que su actual Presidente, Gerardo Díaz Ferrán, hiciera gala de su gran talento llevando a la quiebra a todas las empresas que dirigía, ha decidido convocar nuevas elecciones a la presidencia de la institución. Aprovechando esta coyuntura, mi reflexión es la siguiente: ¿de verdad necesitan los empresarios un organismo que represente sus intereses en un sistema que, dada su naturaleza intrínseca, ya les proporciona unas enormes ventajas de partida? El libre mercado es como una gigantesca y omnipresente Patronal que, constantemente, está proporcionando todo tipo de beneficios y plusvalías a quienes poseen el dinero y los medios de producción. Son ellos los provilegiados: los únicos que se favorecen del sistema capitalista. Que existan patronales constituye, a mi juicio, una sobreprotección a los intereses comerciales y financieros de este gremio de codiciosos, cuando las estructuras socioeconómicas de todos los países occidentales les proporcionan las enormes ventajas, a las que ya me he referido, sobre el resto de los mortales: los que no tienen dinero y sólo pueden vender su capacidad de trabajo.

Por esta razón, me parece que las patronales sobran en el mundo capitalista: bastantes ventajas tienen ya los empresarios sobre los trabajadores, cuyas asociaciones sindicales, por el contrario, no sólo me parecen legítimas, sino, además, muy necesarias. Lo son, en primer lugar, porque su función consiste en tratar de mantener los derechos sociales de los empleados; en segundo lugar, porque ayudan al Estado a mantener a raya la insaciable voracidad de la esfera privada.

Y que conste que no estoy criticando el derecho de libre asociación de los empresarios. Lo que me parece mal es que las sociedades más avanzadas permitan la existencia de tantas desigualdades.