Mi vocación intelectual se ha convertido en un lujo de, de momento, no me estoy pudiendo permitir. Me falta tiempo para casi todo. La tarde parece muy larga, pero dura un suspiro. Yo intento aprovechar al máximo los minutos y las horas, pero el trabajo de lidiar con adolescentes ,yendo de un lado para otro durante todo el día, es agotador. Y esto hace que no me pueda librar de dormir por la tarde durante un buen rato, con lo cual las horas se escapan sin que yo pueda hacer nada para evitarlo.
A esto hay que añadir que vivir solo tiene muchas ventajas, pero, también, inconvenientes, que son aquellos derivados del hecho de tenerse uno que hacer todo solo, lo cual es un motivo más para que el tiempo pase sin poder haberlo gastado de forma satisfactoria.
De modo que, de momento, se acabó el hábito de leer cinco libros a la vez (doy gracias a que soy capaz de leerme uno), y mis proyectos literarios, también aparcados.
¿Hasta cuándo? Supongo que hasta que consiga organizarme del todo, como dice Laura. Hasta entonces, debo tener paciencia y,sobre todo, dar gracias a la vida por haberme regalado un trabajo como éste en unos tiempos tan difíciles.
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Consejos:
ResponderEliminar- Hazte un horario mental: los lunes limpio los baños, los martes hago la compra, los miércoles colada y los jueves maleta. Algo así.
- Ponte el despertador, como tarde, a las 6 y media de la tarde. Porque si no, son las 11 y no has cenado, no te has duchado y no me has llamado, malo.
- Con que vayas al gimnasio tres tardes, suficiente.
- Trabaja para vivir, no vivas para trabajar. Prepara las clases del día siguiente, no el trabajo del año entero. Recuerda, eres profesor, no superman.
- Ten paciencia, porque todo trabajo nuevo exige un sobreesfuerzo inicial -también conocido como periodo de adaptación- pero dura poco. En un mes, controlado.
Apúntalo!!!