BLOG DE RAFA PARRA SOLER

De vocación, poeta, ensayista y dramaturgo.











lunes, 18 de enero de 2010

Haití

Resultaría obsceno no dedicar unas palabras a la tragedia del Caribe. Es tan curioso como trágico: nuestra lejanía respecto a aquella región del Atlántico es directamente proporcional a la magnitud de la catástrofe acaecida. Sin embargo, ¿qué se puede decir ante un suceso de este calibre? Una cosa está clara: se repiten, bajo la forma de fenómenos naturales, los mismos esquemas de injusticia y desigualdad mediante los que se articulan las sociedades actuales, prácticamente desde la Revolución Neolítica: los más desgraciados y desvalidos se llevan siempre la peor parte de todo, mientras que los más afortunados y protegidos se quedan con todo lo mejor, porque todo lo bueno les sucede a ellos. Se trata de la eterna división entre ricos y pobres; afortunados y desgraciados; norte y sur; occidente y oriente, etc. Es como si la naturaleza se fijara en lo que hacemos para hacer ella lo mismo. ¿Y qué es lo que nosotros hacemos? Destruirnos mutuamente.

No podemos culpar a la Naturaleza de lo que ha pasado. En todo caso, deberíamos preguntarnos por qué ha respondido nuestro planeta como lo ha hecho, y donde lo ha hecho. Este planteamiento, a primera vista, no es más que retórica, dado que, efectivamente, existen unos tipos profesionales, los sismólogos, geólogos, etc., que son los encargados de dar cumplida respuesta a estos interrogantes.

Pero mi planteamiento no hace referencia al plano objetivo de lo que ha sucedido. La cuestión apunta hacia otra parte más profunda y que va más allá de lo meramente científico.No podemos culpar a la Naturaleza de las desigualdades sociales, aunque algunos reaccionarios lo pretendan. La culpa de esas desigualdades es nuestra. Pero, ¿de quién es la culpa de lo que ha ocurrido en Haití? ¿Qué han hecho esas pobres gentes para merecer lo que se les ha caído literalmente encima dejando sepultadas a muchas de esas personas para siempre?

Por muy anticapitalista que yo sea, no puedo culpar al capitalismo de los desastres provocados por un terremoto. Sin embargo, dado que el capitalismo es la forma de gobierno que rige en la mayoría de los países del mundo, y, teniendo en cuenta toda la pobreza y desigualdades que ha generado y seguirá generando, y, por muy absurdo y retorcido que sea mi razonamiento, quiero retomar el argumento que esgrimí al principio de estas líneas para expresar mi opinión, según la cual la naturaleza ha actuado, en su dominio correspondiente, como el capitalismo en la esfera social: mediante la destrucción.

2 comentarios:

  1. Yo sólo quiero hacer una pregunta: ¿por qué el capitalismo (y el "no capitalismo" también) sólo se muestra solidario con estos países tan pobres cuando la desgracia ya ha ocurrido, y no antes?

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  2. La culpa no es de nadie, Rafa, pero a la vez es de todos. Si se destinara un poquito de lo que gastamos a los países pobres, otro gallo cantaría, pero siendo sinceros, ninguno de nosotros se acuerda ni de Haití, ni de ningún país pobre cuando estamos en nuestros ratos de ocio, comprando ropa o pensando en comprarnos una casa y hasta cierto punto es normal. Cuando ocurren cosas como esta te das cuenta de lo poco que vale el ser humano y de su vulnerabilidad... Para mí, la única solución, es colaborar con mi pequeña aportación en la cuenta bancaria de la Caixa. Si quieres, te paso el número.
    ¡Besos!

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