BLOG DE RAFA PARRA SOLER

De vocación, poeta, ensayista y dramaturgo.











miércoles, 9 de junio de 2010

El poder es el problema y la anarquía es la solución

Si la codicia, la injusticia, la desigualdad y el egoísmo pueden más que la generosidad, la justicia, la igualdad y el altruismo y si, realmente, el hombre es un lobo para el hombre, entonces desenmascarémenos todos de una vez y mostremos nuestro aspecto más despreciable, salvaje y primitivo, que es el que, al final, acaba ganando la batalla. Si somos tan despreciables por naturaleza, entonces no tiene sentido ocultar nuestra forma de ser bajo unas leyes que no vamos a cumplir y unas normas de convivencia que no vamos a respetar. Si somos como somos y no hay remedio, entonces, al menos, la poca dignidad que tengamos conservémosla siendo sinceros con nosotros mismos y acabemos con esa institución burguesa llamada Estado, que no es más que un gran monumento al cinismo, a la hipocresía, a la justificación del dominio de unos individuos sobre otros por parte de los individuos dominantes.

Si en nuestra naturaleza está ser asesinos, delincuentes, timadores, mentirosos, embaucadores, perjuros, adúlteros, infieles, desleales y egoístas, seámoslo de forma sincera, transparente y espontáea, como el instinto que nos guía en la selva de la vida. No pretendamos envolver en apariencia de raciocinio y civismo lo que es todo lo contrario a esas virtudes y a cualquier otravirtud.

No nos engañemos. Si la humanidad es tan despreciable como lleva siglos demostrando, entonces de nada vale tratar de atenuar la naturaleza perversa del ser humano con mecanismos de ingeniería social, porque esa pervesidad siempre acabará saliendo a la luz. A veces, incluso, legitimada por el sistema político de turno. Así que sería mejor que nos librerásemos de todas las trabas protocolarias de carácter físico, social, político, mental y estético que nos hemos impuesto o que nos han sido impuestas a lo largo de la Historia. Sería mucho más coherente actuar por libre, para bien o para mal, sin tener constantemente encima a un Estado que juzgue nuestros actos según los criterios de la clase dominante que lo dirige.

Porque, si el hombre ya nace corrupto, el poder lo corrompe todavía más. Y el Estado es, básicamente, una forma de poder. Por lo tanto, hay que acabar con el Estado. Hay que acabar con esa plataforma de convivencia social que legitima la práctica del cinismo institucionalizado, esa lacra que crece como un parásito, alimentada por el erario público.

El poder político debe ser destruido. La política es una forma de delincuencia en la mayoría de los casos. La peor de todas, diría yo, porque sus hijos, los políticos, van por la vida como lobos con piel de cordero. La anarquía consiste en la ausencia del poder político, por tanto la anarquía es la solución.

2 comentarios:

  1. Jus, peque, segundo intento ;(
    A ver, te decía yo que anarquía sí, pero que infidelidad no, ¿eh?, que no me entere yo...
    Y, ¿cómo acabamos con los malos? ¿con polvo rojo? Cuenta conmigo, pero que no me quiten la plaza, ¿eh? Al final soñaré con que me quedo sin trabajo ;(

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  2. Ya habíamos hablado de esto alguna vez, y tengo que decirte que no puedo estar más en desacuerdo contigo. No sólo porque piense de forma distinta, sino porque tu forma de pensar en este tema no la entiendo.

    El ser humano podría estar preparado para un sistema anarquista si fuera "bueno", responsable, tolerante, justo, etc. con sus prójimos. En ese caso podríamos confiar que funcione un sistema en el que todos saben convivir con todos.

    Tu solución no la entiendo: como el ser humano es malo y la democracia es mala vamos a implantar un sistema peor, donde el ser humano sea más malo. Tu respuesta a las injusticias son injusticias aún más grandes. De perdidos al río. Si no se respetan las leyes que cada uno haga lo que quiera. ¿Crees que así iría todo mejor? Al contrario.

    ¿Y si te equivocas y el ser humano no es malo por naturaleza? ¿Pervertiremos la poca inocencia que exista?

    Me parece una barbaridad, en serio.

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