BLOG DE RAFA PARRA SOLER

De vocación, poeta, ensayista y dramaturgo.











lunes, 28 de marzo de 2011

Los dragones del Opus Dei

¿Son de verdad o de mentira? Por una parte, me da igual: la belleza es lo importante; por otra, desde el ángulo de la crítica y el análisis, sí me interesa mucho saber si la imagen que ofrecen esos dragones es la auténtica o está manipulada. Me refiero, efectivamente, a José María Escrivá, el fundador del Opus Dei. Yo quiero creer que la historia es cierta y que este hombre tenía las mejores intenciones cuando decidió crear su propia congregación religiosa, y que ésta representaba los valores más nobles y elevados del cristianismo primitivo, tal como lo concibió Jesús de Nazaret, ese cristianismo de los panes y los peces (parábola del comunismo más básico), de la expulsión de los mercaderes del templo, del reino que no es de este mundo y de dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Ese cristianismo, en definitiva, que es anterior a todas las manipulaciones de los Padres de la Iglesia y del Feudalismo. En otras palabras, esa religión pura y transparente que predicaba, con transparencia y pureza, el amor al prójimo en general, y a los más desfavorecidos en particular, defendiéndolos del sistema político que los oprimía y que los sigue oprimiendo.

Si la imagen de este sacerdote que muestra la película es la auténtica, entonces el Opus Dei ha sido víctima de los herederos de esta fundación y se ha convertido en esa institución elitista, capitalista y ultraconservadora que conocemos hoy en día, igual que le ha sucedido a la religión cristiana a lo largo de su Historia. Yo prefiero pensar esto y quedarme con la magnífica interpretación de Charlie Cox encarnando la figura del joven sacerdote honesto, idealista, perseverante y comprensivo incluso con aquellos individuos que se dedicaban a quemar iglesias y matar a los de su especie, o sea, a los curas. Si todo esto es verídico, entonces Encontrarás dragones constituye un producto cinematográfico que, además de una auténtica obra de arte, justifica, con creces, la santificación de su protagonista.






2 comentarios:

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  2. Respecto a Escrivá, demasiado azucarado para ser verdad.
    Tiene grandes aciertos, como tratar de justificar los motivos de cada cual para matar en medio de una guerra incrontrolada e injusta en la que todos pierden (algo, a alguien, contra alguien). En la que el "ojo por ojo" parecía ser legal.
    Pero su motivación no me convence: una congregación para "dar gloria" me resulta intangible e inmaterial, escasa para el año 37. En esa época lo importante era ayudar a los enfermos, a los niños, a las viudas y mancharse las manos de mierda limpiando letrinas, tal como él hace, pero ¿para adorar a Dios o para sobrevivir?
    A mí lo de adorar a Dios me suena al cuento infantil que es la Navidad, con los pastorcillos y sus ovejas. ¿Adorar a Dios en la Guerra Civil? ¿en una guerra en la que se lucha, entre otras cosas, por defender el derecho a no creer en él? Vamos...creo que los españoles tenían mejores cosas en las que pensar.
    Para muestra un botón: Manuel, el personaje más interesante de la película, el protagonista oculto tras un título erróneo y del que no has dicho una sola palabra. Muy mal.
    Ese hombre supo luchar y sobrevivir, arriesgando su vida para salvar su vida, para tener un futuro. Sin fantasías ni pajas mentales, con las manos manchadas de sangre con una única creencia: él mismo.

    Respecto al OPUS DEI, te lo repito, la idea me parece buena, una comunidad de ayuda al prójimo, una especie de ONG. El problema es el elitismo y la manipulación a la que se encuentra sometida hoy en día. Y que sus miembros no evolucionen más que para pedir en euros en vez de en pesetas, y que vayan por el mundo -porque van, y están por todas partes- tratando de imponer sus creencias y dando lecciones morales a las mentes más débiles o manipulables.
    A mí me han pedido (por no decir "ordenado") que no diga tacos en su presencia o que no trate temas que no sean éticamente correctos. ¿Ética? ¿y qué más? Pero yo no soy una mente débil. Sé alejarme de lo que me huele mal y poner perfume a mi alrededor.

    No soy yo quien me preocupa.
    Pero, ¿es justo tratar de convencer a quinceañeros de que abortar es pecado, que es un asesinato y de que pagarán por ello?
    En sus cánticos celestiales han sustituído el verbo "respetar" por el verbo "imponer" y resultan vergonzosos para muchos, patéticos para otros. A mí me resultan potencialmente peligrosos.
    Aún habrá quien, como en plena Guerra Civil, necesite agarrarse a lo etéreo para soportar el peso de la realidad.
    Cuidado, es fácil caer en una secta que regala los oídos con tanta facilidad. Pero antes de darte cuenta ya te habrán prohibido tomar dulces, mirar escaparates y habrán llenado tus zapatos con las piedrecitas del perdón. PATÉTICO.
    Para los que no: un paso atrás. Estamos a tiempo.
    Y que me quemen por bruja si quieren.

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