Divide y vencerás: Moody´s contra Standard and Poor´s

En realidad, no es mérito de nadie, salvo de las circunistancias, pero parece ser que los poderes fácticos del mundo financiero, los mercados de valores (bolsas) y las agencias de calificación no siempre van por la misma senda, como ha sucedido en Francia, donde, además, se está dando, en estos días, el caso de que dos de las más importanes de dichas instituciones, Moody´s y Standard and Poor´s, no se ponen de acuerdo respecto a la calificación de la deuda francesa.

Sin duda, es un principio. También lo ha dicho Sarkozy, ahora que a su gobierno le están afectando estas cuestiones: las agencias de calificación no deben determinar las decisiones políticas de los Estados. Eso mismo es lo que llevamos todos diciendo desde que empezó a desmoronarse nuevamente el sistema que nos da de comer (a a algunos, porque a la mayoría de las perosnas las mata de hambre, de miseria y de opresión). Eso mismo llevan proclamando los Indignados desde las acampadas de la Puerta del Sol. Pero a ellos nadie los toma en serio. Nadie, dentro de las altas esferas políticas y financieras, se sobreentiende.

El caso es que, si se consiguiera que esta falta de sintonía entre los agentes financieros se convirtiera, algún día, en enfrentamiento, quizá sería posible que, en un futuro más o menos próximo, los Estados pudieran llegar a recuperar su soberanía para sacudirse el yugo de las arbitrariedades de las especulaciones financieras, aquellas que presionan a los gobiernos para que hagan recortes y dejen en la miseria a los que menos culpa y recursos tienen.

¿Seguro que son 40000 millones de euros?

Me gustaría saber, de los 40000 millones de euros a que asciende la cifra del déficit público del estado español, según los cálculos del nuevo gobierno del Partido Popular, qué proporción es neta y qué parte se corresponde con los intereses de la deuda. Porque sabemos que todo es cuestión de hacer negocios, de sacar tajada y beneficios. Y cuando se hacen préstamos, estos no se conceden sin más, sino a cambio de una cantidad adicional en concepto de intereses. Ya sé que esto es obvio, pero creo que no es asunto baladí: es una de las causas de la recesión económica, junto con la especulación financiera, esa entelequia que, pese a su naturaleza abstracta y volátil, tiene tantas repercusiones en la práctica.

Y creo que es relevante este planteamiento, porque, cuando un individuo o una institución contrae una deuda con otro u otra, aquél, o aquélla, sólo es responsable de la cantidad neta del importe prestado. Los tipos de interés dependen única y exclusivamente de la codicia del sujeto acreedor. Si éste es una sanguijuela chupasangre, los tipos de interés serán muy elevados. Si, por el contrario, al individuo o institución que emite el préstamo en cuestión lo que le interesa es ayudar a un semenjante que se encuentra en apuros, entonces el interés debería ser el mínimo, preferentemente nulo, por razones éticas y morales.

Por estas razones, creo que el nuevo gobierno del Partido Popular debería hacernos saber qué parte de esos 40000 millones de euros se corresponde con la proporción neta de la deuda, porque será esa suma la que podrá precio a la irresponsabilidad de los gobernantes que se han dedicado a despilfarrar dinero público. O, como pensamos algunos, dicha cifra será lo que nos ha costado consolidar un estado de bienestar que, por otra parte, y pese al esfuerzo fiscal colectivo de los últimos treinta años de democracia, es uno de los más débiles de la Unión Europea, frente a casos como el de Suecia, cuyas altas cotas impositivas no le impiden ser uno de los países más competitivos de la eurozona, por mucho que lo nieguen Amando de Miguel y otros ultraliberales de Intereconomía y Onda Cero, para quienes gasto público siempre fue, es y seguirá siendo lo mismo que despilfarro.

Spain is different

Cada vez estoy más cerca
de hallar la verdad absoluta
de este país, España,
en términos políticos,
económicos y sociales.

Cada vez estoy más cerca
de saberlo todo
sobre España,
y más lejos de conocer el mundo,
porque no se parecen
en nada.

Donde gobierna el PP, sí vale endeudarse

Y si no, que se lo pregunten a José Manuel Vela, Consejero de Hacienda de la Comunidad Valenciana. Como ya se sabe, el elevado nivel de endeudamiento de las cuentas públicas de la región levantina va a requerir su rescate financiero a nivel estatal. Y el señor Vela sale al paso en medio de la gravedad de la situación para justificar este estado de cosas, del que es directamente responsable: “Si no hubiera sido por la deuda, no habría habido inversión, no tendrías los campus de las universidades, no tendrías hospitales, no tendrías colegios, no tendrías la ciudad de las Artes y las Ciencias, no tendrías el aeropuerto de Castellón...”.

Las mismas medidas económicas de corte keynesiano, tan propias de la izquierda y, por tanto, tan criticadas por los gobiernos y líderes de opinión liberales, son las se han estado aplicando sistemáticamente en la Comunidad Valenciana con Francisco Camps a la cabeza, antes de que éste fuera sustituido por Alberto Fabra por su implicación en el caso Gürtel.

Los dobles raseros suelen ser el resultado de la falta de coherencia e integridad de quienes los aplican, y eso es lo que les pasa a los políticos del Partido Popular, que sólo critican las gestiones fiscalmente deficitarias cuando éstas son responsabilidad de gobiernos que responden a un color político distinto del suyo propio. Porque, precisamente, las razones que esgrime el señor José Manuel Vela para justificar el endeudamiento de su Comunidad Autónoma, son las mismas que llevan a los gobiernos socialistas para seguir el mismo camino, que es el de asegurar el bienestar de los mismos ciudadanos que les votan y les dan de comer con sus impuestos. Lo que ocurre es que lo que para unos es motivo de orgullo (PSOE, IU), para otros es motivo de vergüenza (PP). Son razones legítimas y medidas legítimas con las que se busca mantener y fortalecer el Estado de Bienestar otorgándole a la esfera pública y social la importancia que merece y la atención que necesita. Y esto es así para todo el mundo y gobierne quien gobierne. Bueno, no para todo el mundo, visto lo visto, porque para los políticos del PP, esto está bien solo si lo hacen ellos. Si lo hacen los socialistas, el endeudamiento no es sinónimo de inversión en bienestar ciudadano, sino despilfarro puro y duro.

Bravo por el endeudamiento de la Comunidad Valenciana, que ha supuesto una importante inversión en infraestrucuras de toda clase: campus universitarios, colegios, hospitales, Ciudad de las Artes y las Ciencias, aeropuerto de Castellón... tal como enumera el señor Vela en sus declaraciones al periódico El País. ¿Que hay que devolver los préstamos? Pues se devuelven. Para eso están los instrumentos fiscales de recaudación. Si no fuera por los elevados tipos de interés con que suelen concederse los créditos, no habría ningún problema. Pero, claro: sin usura, no hay negocio. Y el negocio es lo que cuenta.