BLOG DE RAFA PARRA SOLER

De vocación, poeta, ensayista y dramaturgo.











lunes, 4 de abril de 2011

La honestidad intelectual de un revolucionario anticastrista

Honestidad intelectual es denunciar las miserias de unos y de otros. De unos, por traidores, por hipócritas, por tiranos. De los otros, por materialistas, por codiciosos. Reinaldo Arenas dibuja un autorretrato de revolucionario anticastrista, valga la aparente paradoja, en la medida en que, desde hace años, por desgracia, lo revolucionario no es apoyar a Fidel Castro, sino todo lo contrario: un revolucionario que se sirve de la revolución para perpetuarse en el poder y someter al pueblo y, para colmo de cinismo, escudarse en él para justificar los propios abusos. Ese es el secreto a voces que destapó el poeta Reinaldo Arenas en su autobiografía Antes que anochezca, allá por los inicios de los años noventa.

El universo literario y vital del escritor es un universo lleno de imaginación, de sueños, de descubrimientos y de aventuras. Es una existencia plagada de sensualidad en todos los sentidos: sensualidad de la tierra, con los recuerdos de su infancia, cuando comía arena desnudo en el patio de la casa de su abuela, o cuando recorría los bosques de su niñez, o cuando llovía a mares y él se dejaba llevar por los riachuelos que se formaban en el suelo, como la hoja caída de un árbol castigado por la intemperie caribeña; sensualidad del cuerpo, manifestada desde muy temprana edad en esa forma de promiscuidad ambigua, entre bisexual y homosexual, pero, en cualquier caso, mostrada abiertamente y sin ambages, como parte de la naturaleza fecunda, hedonista y lúdica del ser humano, muy lejos de la mentalidad reprimida de las sociedades más cultas y refinadas de tradición cristiana (Europa occidental, por ejemplo). Por último, una sensualidad plasmada en forma de vocación literaria extraordinariamente voraz y obstinada, a prueba de cualquier obstáculo (no importa cuántas veces tuviera que reescribir su novela Otra vez el mar, ya fuera por motivos de pérdida del manuscrito o tratando de evitar las censuras y las persecuciones por parte del régimen cubano: Reinaldo Arenas era, por encima de todo, un escritor, y lo demostró durante toda su vida haciendo lo que mejor sabía hacer, que era inventando historias, sirviéndose de la ficción, además, como cauce para denunciar, de forma subrepticia, los desmanes políticos de Fidel Castro).


El testimonio vital de Arenas no escatima ninguna dosis de imparcialidad al abordar las cuestiones políticas. Al castrismo le da lo suyo, pero el capitalismo yanqui tampoco sale muy bien parado. Al narrar sus peripecias del exilio en Miami, descubre un mundo en el que lo único que importa son los intereses económicos. Esto lo experimenta de forma muy cercana y directa, especialmente, en un pasaje de su obra en que describe una reunión que tuvo con unos empresarios norteamericanos a quienes propuso editar la obra de una escritora desconocida pero de gran talento. Aquéllos se negaron a costear dicha iniciativa, porque, según ellos, no era rentable, ya que, al ser una autora desconocida, no iba a vender y, consecuentemente, ellos no iban a ganar dinero. Otros desencuentros de esta naturaleza fueron los que tuvo con sus editores europeos, quienes, además de no pagarle los derechos de autor, le echaron en cara el hecho de haber salido de Cuba, acusándole de haber abandonado la lucha anticastrista. Seguramente, lo que ocurría en realidad era que, en el exilio, la figura de Reinaldo Arenas ya no constituía un reclamo tan atractivo.


El colmo de toda esta adversidad fue el contagio del sida, que le llevó al suicidio, un gesto que, a pesar de todo, no menoscaba un ápice de dignidad a esta inconmensurable figura de las letras hispanoamericanas que contribuyó, con su obra y con su arrolladora personalidad, a dar algunas pinceladas de color al panorama gris de la sociedad cubana que trajo el régimen infame de ese viejo, barbudo y longevo adalid de los restos más rancios, obsoletos y patéticos del socialismo real.




1 comentario:

  1. Descrito por ti parece un personaje interesante. Me gusta cómo describes su universo literario.
    Un valiente, ¿no?

    tqm

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