BLOG DE RAFA PARRA SOLER

De vocación, poeta, ensayista y dramaturgo.











miércoles, 14 de diciembre de 2011

La importancia del conocimiento en la enseñanza

Por mucho que nuestro oficio haya caído tan bajo, y por mucho que la transmisión de conocimientos se haya visto tan tristemente desplazada frente a la prioridad que han ido adquiriendo aspectos del proceso educativo que, en un principio, poco o nada tienen que ver con las auténticas obligaciones en el cometido del profesorado, y por muy vaciado de contenidos conceptuales que haya quedado el panorama curricular de la Enseñanza Secundaria, siempre habrá algo que enseñar, por poco que sea.

Puede que seamos niñeros, psicólogos, trabajadores sociales y chupatintas antes que lingüistas, matemáticos, biólogos o historiadores, pero es que lingüistas, matemáticos, biólogos e historiadores es lo que nosotros somos, y queremos seguir siendo. Y la vida está hecha de palabras, de números y de seres vivos, además de tener un pasado, un presente y un futuro. Y los adolescentes tienen que conocer todas estas cosas de una u otra manera, lo cual me conduce a pensar que no está todo perdido y que podemos remontar y devolver a los conocimientos, a los saberes científicos y humanísticos, la importancia que merecen y el protagonismo que exigimos que se les otorgue tanto en los planes de estudio como en el funcionamiento de los centros educativos.

Porque es muy triste y muy frustrante que de lo que menos se hable en los institutos sea de los conocimientos, de las disciplinas que imparte cada profesor, y de la manera de impartirlas. Se habla más de reuniones, de tutorías, de rellenar papeles y de hay que ver cómo se ha portado hoy Fulanito en mi clase, que le he tenido que expulsar.

La enseñanza se basa en los conocimientos, porque, si no hay conocimientos que transmitir, no hay enseñanza que llevar a cabo. Es una cuestión semántica y gramatical: enseñar es un verbo transitivo que requiere un complemento directo para completar su significado. Y esto significa que no se puede enseñar sin más o sobre la nada: siempre se enseña algo. Y, aunque sea ese, el rincón de un pronombre indefinido, el lugar al que el saber y la cultura han sido apartados por los demás factores, todos ellos extraescolares y extraacadémicos, por culpa de las nefastas políticas educativas de los distintos gobiernos socialistas del pasado, aún estamos a tiempo de recuperarlo, de rescartar a la cultura y sentir el placer de transmitirla, de explicarla, de hacerla entender y disfrutar tanto como la entendemos y disfrutamos nosotros.

3 comentarios:

  1. Muchas gracias, profe Lucena, por hacer caso a palabras necias, y no precisamente porque el blog de Rafa sea malo, todo lo contrario.

    Estoy de acuerdo contigo, Rafa, y sé que cada día haces un enorme esfuerzo por ponerle pasión y buenas palabras a lo que te dejan enseñar. La verdad es que no sé cómo hemos llegado a esto. Cada vez que miro a mi sobrino me pregunto qué educación le espera, si será uno de esos alumnos que no le harán ni puto caso al profesor, que pasará de todo y me da una pena terrible... Yo, mientras tanto, desde mi humilde posición, porque me considero profesora, aunque no tenga plaza de funcionaria, intento ponerle ganas a la cosa y creo que mucho tendría que cambiar España para darle un giro de 180 grados a la a esta historia.

    ¿Por qué no se nos pega nada de sistemas como el de Finlandia o el de Noruega?

    Esta gente, ¿en qué piensa, además de en ponerse las botas y viajar en coche oficial?

    Y los padres,¿por qué no se sientan con los niños y los niñatos y se interesan por lo que les pasa? ¿Es que no saben decir que "no" a tiempo y a nada?

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  2. Perdonadme por los fallos de concordancia y ortografía, que llevo un día...

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  3. Pero es que ahora ya no somos profesores ni maestros, todos somos EDUCADORES.
    ¿Y de quién es la culpa? ¿De los niños? Parece que se extiende por el aire, como en aquella película de terror, ¿o será por Tuenti? La POCA VERGÜENZA y la falta de EDUCACIÓN es el virus del siglo XXI. Y digo bien, pues, aunque suene a topicazo y nuestros padres dijeran lo mismo de ellos mismos: "en mi época no éramos así".Hablábamos en clase? Sí. ¿Comíamos chicle? Sí. ¿Pasábamos notitas? Sí. ¿Criticábamos a los profes? Sí. Pero si el profesor levantaba un poco la voz o la vista, metíamos el rabo entre las patas y todo volvía a la normalidad, sin gritos, amenazas, partes de lesiones, padres "MI-HIJO-NO"...porque teníamos dos cosas: Miedo a las consecuencias y respeto a las personas. Nuestros jóvenes no tienen ninguna de las dos. ¿La culpa es de sus padres? A ellos los tratan mal en casa, a nosotros mal en clase, no hay más que ver cómo se comportan en el Tussam o en el cine: Dan vergüenza ajena. Pero tampoco temen la reprimenda en casa (¿la tienen?). Algunos padres no se atreven a castigar a sus hijos, creen a pies juntillas sus versiones y vienen en el recreo a exigirte responsabilidades de "¿dónde estabas tú cuando mi hijo ha jostiado a su compañero?".
    De sus padres oímos frases como "y si lo expulsáis, ¿qué hago yo con él en casa?" (Señora, vuélvaselo usted a meter por el coño, de donde nunca debió salir ese maldito demonio, les diría yo).
    La cuestión es que no nos dejan enseñar nuestra asignatura, ¿no?
    Entonces, ¿de qué culpamos a los padres? ¿de rendirse? ¿de que sus hijos no les dejen educarlos? Estamos pecando de lo mismo, dándole a los niños en mango de la sartén...
    Hay que llegar a clase con la firme intención de explicar los lexemas, las ecuaciones o el aparato respiratorio. Si hay que parar un dictado para poner un parte, se para. Pero luego hay que seguir. Evidentemente un graaaaan porcentaje del tiempo curricular de la ESO se va en problemas disciplinarios (entre que pelean, gritan, tú les gritas, llamas al de guardi, se llevan al cafre, pones el parte, los minutos corren). Eso repercute en que si hay que dar doce temas sólo podamos dar 8 (y con suerte). Y que, por qué no decirlo: son peores alumnos (en su mayoría) porque tienen menos interés, por tanto, hay que masticarle cada palabra antes de que la copien, no sea que uno se pierda y haya que volver a empezar.
    Adaptaciones, partes, agenda, amonestaciones,castigos, copiados, faltas...ese es el pan nuestro (y de los niños) de cada día.
    Que cada quien le ponga una salsa, porque nos lo vamos a tener que comer por muchos años (y la cosa promete...promete ir a peor).
    ¿habéis pensado a quiénes le daremos clase dentro de 20 años? A lo hijos de los que ahora te insultan en tu propia cara, se niegan a copiar, golpena al de al lado en tu presencia y cuyos padres tapan/arropan y aplauden tooodo lo que hacen.
    la Generación de los niños del exosrcista ya está aquí, santigüémonos y "pa lante".

    PD: Como PP&Cía se enteren de que todos somos educadores y que mi trabajo y el de la seño que le limpia los moquitos a mi primo de 4 años es practicamente el mismo, nos va a estar igualando el sueldo pero ya...

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