BLOG DE RAFA PARRA SOLER

De vocación, poeta, ensayista y dramaturgo.











sábado, 10 de diciembre de 2011

¡Teleñecos de todo el mundo, uníos!

Las protestas de la Fox sobre la nueva película de los Teleñecos muestran un cierto tufillo de rancio macarthismo norteamericano de los años cincuenta. Afirmar que la historia de un magnate del petróleo que quiere destruir un teatro para seguir acumulando los correspondientes beneficios derivados del oro negro esconde mensajes comunistas para lavar los jóvenes cerebros estadounidenses, constituye una ridícula exageración. Sostienen sus autores, los de las protestas, que la película transmite una mala imagen del paradigma de empresario triunfador, que es, a su vez, el paradigma social del sueño americano: el individuo hecho a sí mismo que, sin ayuda de nadie, sino contando únicamente con sus propias manos y su capacidad de trabajo, ha llegado a conseguir, partiendo de la nada, un nivel de riqueza que le permite, no solo vivir holgadamente, sino, además, seguir acumulando riqueza explotando, claro está, a otros individuos socialmente inferiores a él, a quien nadie ha regalado nada en la vida y ha llegado a la cima por sus propios méritos.

Éste sería el caso del empresario del petróleo que, en la película de los Muppets, resulta escaldado, desprestigiado, demonizado y estigmatizado... ¿ y por qué? Solo por querer ampliar su imperio, su patrimonio, a costa de destruir la sede de un teatro, el teatro de los teleñecos cuyos jóvenes telespectadores querrán, al otro lado de la pantalla televisiva, que siga en pie y que el codicioso magnate se vaya a molestar a otra parte.

Eso, señoras y señores, no es comunismo, porque no se trata ni de lucha de clases, ni de abolición de la propiedad privada, ni de nada remotamente parecido. Y, si así fuera, pues a mucha honra. Porque de lo que se trata es de hacer justicia o de impedir una injusticia, una verdadera atrocidad que solo va a beneficiar a los intereses absolutamente egoístas de un individuo que, teniendo ya todo lo que puede desear, lo único que desea es seguir acumulando riquezas para que sus semejantes se queden en la ruina, que es lo único que le hace feliz a este hombre.

Entendemos perfectamente que los señores de la Fox, con Ruppert Murdoch a la cabeza, se sientan identificados con el personaje del codicioso empresario y, por tanto, amenazados y temerosos de que, algún día, se pueda llegar a descubrir cómo se llega a ser un magnate, en este caso, de las comunicaciones, como es el señor Murdoch: como todo aquel que se beneficia de un monopolio. Es decir, aprovechándose del sistema para pisotear al débil y expoliarle sin piedad hasta que no quede nada de él y el camino hacia la cima del éxito quede lo más despejado posible. Solo de esta manera uno llega a ser alguien en los Estados Unidos de Norteamérica.

2 comentarios:

  1. CAS:

    Ains...la censura estadounidense...
    Con esto lo único que consiguen es sacar a flote sus ideales por encima de los que critican...
    Pobres teleñecos...

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  2. Querido sobrino.Estás muy equivocado.He visitado EE.UU. de sur a norte y de este a oeste.También he visitado Rusia,la antigüas Checoslovaquia y Yugoslavia,Bulgaria,Hungria etc.,y te diré que tu comentario es pura demagogia.No todo lo que he visto en EE.UU. me ha gustado,pero lo que he visto en los paises comunistas me ha dado miedo y una inmemsa tristeza.Te recuerdo que en los EE.UU.dos periodistas,se cargaron al hombre mas poderoso del mundo,a su PRESIDENTE.Eso es democracia.El auténtico monopolio está en los paises comunistas,donde los pobres ciudadanos no tienen ni la posibilidad de elegir y además se mueren de hambre,mientras sus gobernantes viven de cojones.

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