BLOG DE RAFA PARRA SOLER

De vocación, poeta, ensayista y dramaturgo.











lunes, 11 de abril de 2011

El arte de las pirañas

Las pirañas dieron una espectacular demostración de voracidad asesina en ese escenario de juerga y despendole juvenil llamado Lago Victoria. Y lo hicieron de una forma original y sorprendente, fascinantemente retorcida y morbosa. Los ejemplos son numerosísimos: la chica medio devorada cuyo cuerpo se parte por la mitad mientras es llevada en brazos de dos bañistas solidarios; la otra chica cuyos cabellos se enredan en las hélices de una lancha y cuyo rostro acaba desollándose mientras se le van saliendo, literalmente, los ojos de las órbitas. Pero la escena más llamativa, con diferencia, es la del director de cine porno que se cae al agua y las pirañas se lo comen de cintura para abajo con amputación de pene incluida. En una escena posterior, se muestra un primer plano del miembro viril flotando debajo del agua justo antes de que un par de pirañas lo acaben desfigurando con un par de bocados.

A riesgo de parecer un sádico morboso, he de reconocer que la película, dentro de las expectativas, no demasiado halagüeñas, que me había formado sobre ella, me satisfizo bastante debido a esas escenas que he comentado. Constituyen una exhibición de gore muy bien construido que muestra al detalle los enstresijos de la anatomía humana de forma cruenta, sí, pero muy bien hecha. El gore cutre al estilo ochentero de películas como La matanza de Texas resulta, a estas alturas, sencillamente ridículo y grotesco: al verlo, uno no sabe si reír o llorar. Sin embargo, el extraordinario despliegue de efectos especiales que se lleva a cabo en esta película, y, sobre todo, la manera en que todo ello se plasma ante los ojos del espectador, se elevan a la altura de las más ilustres manifestaciones artísticas de lo sórdido, violento y deforme de un Goya en sus Disparates. No existe nada más parecido a esto que la imagen de Saturno devorando a sus hijos salida de los pinceles del genial artista aragonés.


Más que argumento, las pirañas nos ofrecen una galería de escenas de una sangrienta y retorcida factura que realizan una función catártica sobre el espectador, que alcanza un estado de éxtasis que le lleva a desahogar las ansias de su instinto animal, de su lado oscuro y violento. Seguramente, Freud tendría mucho que decir sobre esto, porque la carnalidad, la sexualidad y el puro instinto son elementos que están muy presentes en esta película. Casi diría yo que ésta se basa en aquéllos, porque de eso se trata: de recrearse en el espectáculo de una masacre dantesca en cuyos aspectos más sórdidos se recrea el espectador, que sale del cine absolutamente fascinado ante tamaña exhibición de violencia animal, de enfrentamiento entre el hombre y la naturaleza, que, entre otras cosas, sirve de escarmiento a los pocos niñatos que sobreviven después de haber hecho caso omiso a los guardias de seguridad que habían tratado de impedir la matanza avisando de la presencia dentro del agua de esos terroríficos peces asesinos.

2 comentarios:

  1. http://casandraenferrara.blogspot.com/2011/04/mis-piranitas.html

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  2. Ains, Pitu...a mí me gustan más las pirañitas ochenteras...me daban más miedo...pero éstas son divertidas y justicieras. ¡Llévatelas a tu cole! ¡Suéltalas en tutoría!


    Morbosito morbosiento


    TAM :)


    Gracias por cumplir mi caprichito pirañil

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