BLOG DE RAFA PARRA SOLER

De vocación, poeta, ensayista y dramaturgo.











viernes, 14 de septiembre de 2012

El desorden cotidiano (30)

Augusto había conocido a Casandra a través de Camila, que era la amiga íntima de Casandra. Ocurrió en una tarde de septiembre de 2007. Resulta que Augusto y Camila coincidían en un curso de la Facultad y se habían conocido allí. Camila propuso a Augusto ir al bar de enfrente a tomarse una cerveza, y allí contempló Augusto por primera vez esos atributos físicos que iba a venerar durante el resto de su vida: los ojillos de Cleopatra, los labios firmes y carnosos, las manos perfectas, con esas uñas tan cuidadas y sin pintar (detalle que era muy del gusto de nuestro personaje) y el pelo de caoba ensortijado.

El acontecimiento que abrió el camino hacia lo que un mes después terminó convirtiéndose en el principio de una relación amorosa se produjo cuando Camila y Casandra propusieron a Augusto participar en una representación teatral de El castigo sin venganza, de Lope de Vega, una obra maestra del teatro barroco español que Casandra y Augusto acabarían haciendo muy suya (teniendo en cuenta que, ya entonces, esa obra era muy de Casandra, debido a una serie de antecedentes).

Por este motivo, Augusto siempre estaría en deuda con Camila, y es que no todos los días uno conoce a la mujer de su vida. Pero Camila, en esta providencial ocasión, lo hizo posible. Sin embargo, la veneración y el cariño que Augusto sentía por Camila no se limitaba a haber sido ella, Camila, la Celestina de su amada Melibea, sino que había más detalles implicados, a cuál más entrañable. El primero de ellos, sin duda, era que Camila siempre se mostraba cómplice de Augusto cada vez que éste decidía hacer gala de su espontaneidad. Por ejemplo, cuando estaban paseando por la calle y, de repente, sonaba una música de fondo, y a Augusto le entraban ganas de bailar, siempre cogía de la mano, o del brazo, o de la cadera o del hombro a Camila, quien se dejaba llevar por los pasos de Augusto, y empezaban a bailar. Augusto agradecía la paciencia y la generosidad de Camila, que jamás le negaba un baile.

Pero Camila tenía más peculiaridades, que podríamos considerar virtudes. Una de ellas era su manera de ver la vida. Aunque Augusto discrepaba en muchos aspectos de algunas opiniones de Camila, especialmente en cuestión de sexos, pues, según Augusto, ella, al igual que Casandra, siempre tendía a exagerar, simplificar y generalizar demasiado, le gustaba la perspectiva que adoptaba Camila en relación con muchas otras cuestiones, y de la cual Augusto aprendía mucho, incluido su patriotismo trianero (Camila era del barrio sevillano de Triana, y lo defendía a capa y espada, con uñas y dientes, a viento y marea...). Y es que ella era una mujer que,  además de ser hermosa y  estar dotada de un carácter entrañable, a la par que intenso, poseía una gran cultura y una considerable experiencia de la vida, y había muchos tópicos que ella pasaba por el tamiz de su curtida personalidad para verter unas opiniones jugosísimas, pintorescas y originales sobre todo lo humano y lo divino.

En definitiva, se puede afirmar que Camila era una persona muy importante en la vida de Augusto: había empezado siendo la gran amiga de su novia para convertirse directamente, también, en su gran amiga. Porque así la llevaba considerando Augusto desde hacía ya muchos años, pues tantas eran las experiencias compartidas, tanto agradables como desagradables, de las que, a las alturas del año 2012, podrían hacer acopio. De hecho, tendrían material de sobra para escribir un libro sobre ello. Y esto reconfortaba a Augusto y le hacía sentir realizado en su relación de amistad con Camila, su amiga trianera, la que nunca le negaba un baile.

3 comentarios:

  1. Querido Rafa:

    Me ha gustado mucho el relato, sobre todo teniendo en cuenta el título, porque yo, además de cotidiana, soy un viaje desordenada... ;)

    Afortunadamente nuestras opiniones sobre los sexos y cómo comerse el tarro con respecto a ellos, son diferentes. Somos pastas distintas y moldes desiguales y no pasa nada. Más divertido.

    Mi alter ego y yo misma hemos aprendido muchas cosas de ti. A bailar vals en medio de una avenida llena de gente, a ser más tolerante con quien jamás lo hubiera sido,a valorarme cuando estoy de bajona, a beber chupitos en tres partes, a recitar poesía en las botellonas caseras... He aprendido a ser tu ruta de la tapa y a quererte así, tal como eres.

    Sí, sé que soy un personaje, algunos dicen que he salido de una obra de Jardiel Poncela... ;)


    A mucho orgullo, vuestra Camila más trianera.

    Gracias.

    Besos

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  2. Sòlo te diré: "OYE!!!". Y la otra te sigue la corriente...¡que nos está poniendo verdes!. Y ella halagadísima... Lo has descrito bien, la verdad. Y es bueno que Cami aprenda a través de tu cariño hacia ella a valorarse un poco más...le queda tanto por quererse...

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  3. Estimado Rafael:
    Yo también soy profesor de lengua yquisiera preguntarle, después de leer este relato, si sería usted capaz de publicar un largo manifiesto hablando sobre la utilidad de la Lengua y la Literatura en la educación española. Es para leersela a mis alumnos de 1º de Eso( al ser de un curso bastante bajo, pido si es usted tan amable que use un vocabulario simple)que siempre preguntan sobre la utilidad de esta asignatura. Se lo pido debido a que me apasiona su forma de escribir y soy un gran amante de su libro, "Lágrimas de veleta", por cierto bastante emotivo y triste. Muchas gracias por su atención y espero su respuesta

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