BLOG DE RAFA PARRA SOLER

De vocación, poeta, ensayista y dramaturgo.











miércoles, 4 de abril de 2012

Las exigencias del hombre común

"Vivimos en una época
en que las exigencias del hombre común
se cumplen..."

Thomas Bernhard



El hombre común exige que le dejen
en paz,

que su jefe le pague
lo que le corresponde
por trabajar sus ocho horas diarias,

que su equipo de fútbol
gane muchos partidos y no baje a segunda
división,

que el café y la cerveza no le cuesten
un ojo de la cara,

que pueda permitirse una gran boda
porque le hace ilusión a su futura esposa,

que, cuando tenga hijos,
les pueda hacer regalos
y darles una buena educación,

que no mienta el político de turno
para ganar su voto,
porque él no es de derechas ni de izquierdas,

sólo quiere vivir tranquilamente,
en paz consigo mismo y con el resto,
no quiere destacar ni ser famoso,
lo único que quiere es ser feliz.

Ya ven qué poco pide el ciudadano
honrado y respetable.

Invoquemos al genio de la lámpara,
a ver si cae la breva,
si concede el deseo
de dar a las personas
lo que les pertenece.

No hablemos de exigencias: son derechos.
Y ya nos los están arrebatando
sin haber terminado de alcanzarlos.






1 comentario:

  1. Aunque a mí no me pases tus enlaces vía facebook, te firmaré.

    A ver, hombre común, miremos el lado positivo: a ti el fútbol te la pela, una preocupación menos; tu futura esposa quiere una boda en pastillita, bonita pero muy barata; sólo tendremos un hijo, al que le daremos la mejor educación (la pública, porque la educación no se compra, se inculca) al que premiaremos, no sobornaremos, y al que enseñaremos a ganarse las cosas con esfuerzo.
    La política no tiene ni tendrá arreglo (o no lo veremos, tal vez nuestros nietos).
    La fama puede que te llegue, aunque no todavía...

    Yo no creo en dioses, genios ni deseos...y en las estrellas fugaces sólo veo belleza, no fortuna. Así que habrá que seguir madrugando cada día para levantar piedra a piedra nuestras vidas. Haciendo la compra oferta en mano. Mirando por cada euro como si fuese el último. Y disfrutar de las pequeñas grandes cosas de la vida, como sentirnos a gusto en nuestro sofá acurrucaditos en nuestra sencillez. ¿No es tan caro, no?

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