BLOG DE RAFA PARRA SOLER

De vocación, poeta, ensayista y dramaturgo.











miércoles, 16 de febrero de 2011

Resurrección de Marx en clave pacifista

Lo que está sucediendo en Túnez y Egipto derriba tanto el principio leninista de que toda revolución popular ha de ser violenta para ser efectiva, como la máxima de los neoconservadores norteamericanos según la cual los países del Tercer Mundo solo pueden alcanzar las libertades democraticas por imposición de las potencias occidentales, con los Estados Unidos a la cabeza, naturalmente.

Las revoluciones pacíficas son efectivamente posibles, al menos, desde Gandhi, si bien podemos, incluso, remontarnos más atrás en el tiempo para mencionar el concepto de "desobediencia civil", acuñado por el norteamericano David Thoreau, allá por el año 1849 en el libro del mismo nombre. Es, precisamente, este autor de quien el líder independentista hindú asimiló su filosofía de la "no violencia". Y esta honorable tradición no acaba aquí, pues, durante la Guerra Fría, por poner un ejemplo, hubo, del lado soviético, intentos de llevar a la práctica un comunismo democrático contrario a los postulados estalinistas o, como lo llamaron algunos historiadores, un "socialismo con rostro humano", perosnificado en figuras como Salvador Allende en Chile, Augusto César Sandino en Nicaragua, Himre Nagy en Hungría o Alec Dubceck en la antigua Checoslovaquia. Todos ellos pretendieron instalar, en sus respectivos países, formas de gobierno en las que pudieran ser compatibles los principios económicos del socialismo con las libertades civiles de las que disfrutaban las democracias occidentales, y llegaron al poder por aclamación popular como única arma de combate.

En estos tiempos de crisis, cuando todo indicaba que los más atroces errrores históricos cometidos por el ser humano podrían llegar a repetirse, y me estoy refiriendo al triunfo del nazismo y el fascismo en los años 20 y 30 del siglo XX como reacción a la crisis económica de 1929, resulta que las reacciones están manifestándose por el lado contrario al que podía esperarse: el pueblo llano está harto de vivir bajo el yugo de regímenes despóticos y corruptos. El pueblo quiere libertad y la está pidiendo de forma heroica y espontánea. Y estas reacciones populares han sobrecogido a los mandamases, quienes, pese a tener el monopolio de la fuerza como gobernates, asisten impotentes a las manifestaciones en que sus, hasta ahora, fieles súbditos les exigen lo que les corresponde, lo que siempre les ha correspondido, que aquellos les han estado negando gracias a la práctica de un abuso de poder del que han sido y siguen siendo cómplices las potencias occidentales, ejemplos, todas ellas, de un cinismo e hipocresía que deberían hacernos echarnos a la calle a nosotros también.

El pueblo quiere lo que es suyo, sobre todo, desde que tiene conciencia de ello (a partir de la Revolución Francesa): libertad, igualdad y dignidad, conceptos cuyos significados deben empezar a entender quienes les han estado gobernando hasta estos momentos. Y estos mismos deberían, ya de paso, pedirles perdón a aquellos y aplaudirles esa enorme lección de dignidad y valentía que tunecinos, primero, y egipcios, ahora, están dando a esos dictadores y al mundo entero.

Como he comentado al principio de estas líneas, creo que los acontecimientos anteriormente descritos demuestran dos cosas: la primera es que se puede hacer una revolución sin tener que derramar una sola gota de sangre inocente; la segunda, que los países subdesarrollados pueden alcanzar las libertades, al modo occidental incluso, pero sin injerencias occidentales. Y ésta es, creo la lección más valiosa que se puede extraer de todo esto, pues anula toda la supuesta legitimidad que los presidentes norteamericanos se han arrogado desde la Primera Guerra Mundial, para justificar todas las invasiones a países extranjeros con el objetivo de convertirlos a su imagen y semejanza.

Parece que el espíritu de Karl Marx está resurgiendo de sus cenizas con una rama de olivo entre las manos.

1 comentario:

  1. ¡Si señor Rafita q gran leccion! Se me ha estremecido el corazon al leer tus lineas, comparto al 100% tus sentimientos. Ya q no me mantengo nada informado no estaba al corriente de esto, pero doi las gracias a la gente de Egipto y Tunez por ser un ejemplo y a ti por transmitirlo de esta bella forma.
    Tu primo, Gon.

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