
No sólo me gusta por lo anteriormente comentado, sino porque, además, creo que el contenido ideológico de esta novela es profundamente verdadero y revelador: la religión cristiana, y, especialmente, la católica, solo nos ofrece una visión sesgada de la realidad. Se nos priva de lo que es más consustancial a la naturaleza de la que formamos parte: la sexualidad, de la que proceden, por otra parte, casi todos los males proscritos por la moral católica.
Y la sexualidad es solo un ejemplo representativo de ese afán por simplificarlo todo hasta reducirlo al extremo conceptual de la dicotomía del Bien contra el Mal, o conmigo o contra mí. El joven protagonista de la novela, Emil Sinclair, en su afán reflexivo, consigue alcanzar un estado de superación gracias a la influencia determinante tanto de Max Demian como de Pistorius.
Me encantan los afanes de Sinclair. Se trata de una actitud con la que me identifico mucho: él se hace preguntas sobre todo cuanto le rodea, y recibe ayuda de otros con los que se cruza en su vida (en este caso, Demian y Pistorius), quienes le enseñan el camino que conduce a todas las respuestas. Además el protagonista no se deja manipular, sino que mantiene su personalidad y su manera de pensar, enriquecida por el pensamiento y la sabiduría de los demás, lo que le hace llegar a sus propias conclusiones, que bien pueden tomar el nombre de Abraxas, y quien conozca la novela, sabe a qué me refiero.
Pinta bien...¿crees que me gustaría?
ResponderEliminarTal vez aprendiese algo sobre los personajes, pero mi radicalismo de blanco o negro no se cura.
Ains, Pitu...
Respecto a la religión, creo que me gustaría vivir en la época en que se adoraba a distintos dioses, porque había más días de fiesta, y un amplio catálogo para escoger...
Es más, creo que me hubiese gustado ser una diosa griega o algún personaje mitológico...
Sí, me he quedado "cogía" con el trabajo, ya se me pasará...