BLOG DE RAFA PARRA SOLER

De vocación, poeta, ensayista y dramaturgo.











lunes, 27 de junio de 2011

Los dobles raseros de la Memoria Histórica

Algunos se escandalizan cuando aparece una comisión por la recuperación de la memoria histórica queriendo desenterrar fosas de la guerra civil, porque les parece que eso es querer reabrir viejas heridas. Sin embargo, les parece muy bien que se beatifiquen curas y monjas que fueron asesinados durante la contienda española. ¿Cuál es la diferencia entre lo primero y lo segundo, si ambos casos constituyen actos de homenaje a las víctimas del mismo conflicto bélico e igualmente inocentes y, por tanto, igualmente dignos y merecedores de reparación moral? La diferencia es ideológica: unos fueron víctimas de los republicanos, y otros lo fueron de los nacionales. Y a la gente que es afín a los franquistas le parece bien que rehabiliten la memoria de los suyos, pero le parece mal que los otros también quieran restituir la dignidad de las víctimas de la cruzada. Seguramente, aquellos opinan que estos, los rojos, por ateos, están bien donde están: enterrados en fosas comunes. Es normal que no les parezca bien que a los suyos, beatos católicos, almas celestiales, se les equipare en dignidad y justicia con los de los otros, los comunistas que se dedicaron a matar curas y a quemar iglesias desde que llegó la República.

Está claro que el ateísmo y el laicismo republicano no tienen ningún derecho a recibir una reparación moral en nombre de las personas que lo defendieron con valentía, dignidad y sin deramamiento de sangre, ni siquiera en el marco de nuestra legalidad vigente, en la que rige el principio de aconfesionalidad del Estado. Entre otras razones, esto es así porque llevar a cabo estas reparaciones exigiría, como he mencionado antes, reabrir las viejas heridas que la Transición trató de curar, esas heridas cuyo único modo de cicatrizar ha sido echando tierra de por medio, literalmente hablando. Y es mucha tierra la que el tiempo ha ido acumulando desde entonces (1975) y desde mucho antes (1939). Cuanto más tiempo pasa, más capas de tierra nos separan a todos los españoles de la verdadera y completa reconciliación nacional, porque a más profundidad yacen enterrados los restos de aquellos que merecen y necesitan el reconocimiento que les corresponde.

Es hermoso y justo que un obispo y trece monjas vayan a ser beatificados por un decreto del Papa firmado en la fecha de hoy. Resulta conmovedor y edificante que estas víctimas inocentes de la guerra civil española, que fueron asesinadas por su devoción religiosa y por su pertenencia a la Iglesia Católica, y que seguramente dedicaron sus vidas a la defensa y protección de los más pobres y desfavorecidos a través del apostolado evangélico, reciban su merecido homenaje. Los católicos están de enhorabuena, y yo, desde este espacio, les felicito sinceramente. Pero del mismo modo, exijo que se haga justicia, con la misma urgencia, respeto y solemnidad, a las víctimas del otro bando, el de los que fueron asesinados por defender su derecho a no creer en Dios y a pedir la colectivización de las propiedades, la secularización de la enseñanza y el reconocimiento de la singularidad de su región y de su lengua materna. Porque abrir las fosas de las víctimas de nuestras contiendas pasadas no supone destapar las viejas heridas, sino cerrarlas definitivamente.

1 comentario:

  1. CAS:


    Para mí el orden en el que debemos preocuparnos por España es el siguiente: primero, el presente, que falta nos hace. Después, el futuro, para que tengamos uno. Y ya si queda tiempo el pasado...



    Ya he actualizado, Pitu. Lo de hoy muy fuerte...Es que me ha parecido fatal y me ha removido muchas cosas, qué poco tacto, coño :(

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