BLOG DE RAFA PARRA SOLER

De vocación, poeta, ensayista y dramaturgo.











jueves, 2 de junio de 2011

España ataca a los libios a través de Gadafi

Técnicamente, es así. Las armas que vendimos a Libia el año pasado, en 2010, son las que está utilizando el tirano para someter a la población rebelde ahora, en 2011. Es la historia de siempre: los países occidentales mantienen a los dictadores del Tercer Mundo por razones geopolíticas, según las circunstancias del momento o de la Historia: durante la guerra fría, con la excusa de frenar el expansionismo soviético, y ahora, por los suministros energéticos. En el caso español, hasta un 12,7% del petróleo que consumimos procede del país magrebí. Y eso, ciertamente, lo justifica todo, hasta el más cínico de los comportamientos y la más indignante y aduladoramente rastrera de las afirmaciones, como aquella famosa de José Bono durante su última visita a Guinea Ecuatorial, en relación con el gobierno de Obiang ("son más las cosas que nos unen que las que nos separan").

Criticamos mucho a Estados Unidos por su política de dobles raseros en el ámbito de las relaciones internacionales, pero lo cierto es que los demás hacemos exactamente lo mismo. Francia, por ejemplo, sigue sometiendo a sus antiguas colonias africanas a través de dictadores asesinos (véase el caso de Costa de Marfil bajo el gobierno de Hophoubet- Boigny, por ejemplo). Y, si España presenta menos ejemplos de este tipo, es por su menor portagonismo histórico como potencia colonial, especialmente a partir del desastre de 1898, si bien posteriormente tuvimos veleidades de esta clase en Marruecos y en Guinea Ecuatorial, como queda comentado arriba respecto a la anécdota protagonizada por el ex-ministro Bono.

Afortunadamente, las últimas revueltas populares en Oriente Medio están constribuyendo a romper esta tendencia, tan hipócrita como infame, por parte de los gobiernos occidentales. El pueblo está dando ejemplo de dignidad y valentía a la clase política, especialmente a la europea y a la estadounidense, las cuales tienen mucho que aprender, que mejorar y, sobre todo, mucho que rectificar.

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