BLOG DE RAFA PARRA SOLER

De vocación, poeta, ensayista y dramaturgo.











martes, 17 de noviembre de 2009

Hoja en blanco (aprendiz de dramaturgo)

Quiero ser un hombre de teatro: escribirlo, representarlo, asisitir como espectador... Con la dirección escénica no sé si me atrevería. Creo que esa labor se la dejaría a mi novia, cuya vocación va por esos derroteros.

... Pero escribir teatro: diálogos, acotaciones, monólogos... Y, después, el gozo inefable de ver la propia obra llevada a la escena, que sería comparable al placer de verla publicada. Y dirigir uno mismo su creación, o permitir que lo hagan otros y plasmen su propia visión de lo que uno mismo ha sacado de su imaginación... Ese proceso tiene que ser muy enriquecedor para todas las partes que participan en dicha actividad. Porque el adaptador puede añadir significaciones nuevas a la obra original, y, a la vez, inspirar al dramaturgo para concebir nuevas obras de teatro, quizá a la luz de esas adaptaciones, o tal vez de cosecha totalmente propia.

Escribir teatro puede ser una hermosa manera de satisfacer una vocación artística en el sentido creador de la palabra, en su más amplia acepción. Me explico: alguien que tenga vocación literaria, por ejemplo, y que, a la vez, le pique la curiosidad por la expresión plástica, pero que esta última no se le dé bien (escribe muy bien pero no sabe pintar), puede encontrar en el teatro la forma de su satisfacer sus necesidades expresivas. Y si le sale bien la operación, puede llegar a alcanzar un éxtasis que bien vale la pena. Pienso en autores como Francisco Nieva o Fernando Arrabal, artistas escénicos completos, preocupados por todos los aspectos del teatro, de los cuales han dado cuenta en sus obras de forma magistral. A casos como estos me estoy refiriendo.

La palabra, en su inmenso poder referencial y evocador, puede acoger todo tipo de expresiones, no sólo las propias de naturaleza verbal: las formas plasticas, musicales, descritas con propiedad e imaginación, pueden llegar a fundirse, a hacerse mutua referencia, a auxiliarse recíprocamente si forman parte del mismo acto de creación artística. Y lograr armonizar todos estos elementos con éxito tiene que ser tremendamente satisfactorio.

¿Cómo se podría dar el primer paso para llegar a eso? En primer lugar, hay que leer mucho teatro y de todos los géneros, autores y épocas. Aprender de los maestros y de la tradición es la fase previa y necesaria para alcanzar una parcela propia, un estilo, un universo. En segundo lugar, hay que escribir mucho, probar, corregir,tachar, pulir... Hasta que surja la obra perfecta.

El teatro es un arma cargada de futuro.

3 comentarios:

  1. Me parece bien que tomes la lectura teatral como base para una posterior creación, pero recuerda siempre que el teatro es algo vivo. No se puede planificar sobre una hoja ni perfeccionar con tachones. El teatro se crea a sí mismo, porque nace de los impulsos y emociones de quien escribe, va por delante de la palabra y más allá de la lógica. La base del teatro no es la técnica, es la pasión.
    Siéntate con tu pasión ante la página en blanco, cierra los ojos, y de la mezcla de tus recuerdos y tus sueños irán naciendo tu obra. No busques un título ni un tema, sólo déjate llevar, el teatro sabrá guiarte.


    TQ

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  2. Me estreno hoy en tu blog, Rafa, que luego dices que no te comento nada.

    Yo creo que el teatro es talento innato, y no por eso estoy diciendo que tú no tengas, pero me reafirmo en lo que pienso, hace falta ser creativo, tener gracia, ideas imaginativas que cautiven al público. No todo es laboratorio de la literatura, y te parecerá una idea muy romántica y anticuada, pero en el caso del teatro yo creo en la inspiración.

    Lo importante, de todas formas, es que sigas adelante con todos tus proyectos, porque algo bueno saldrá,sea una obra de teatro, sea un poemario o una novelita, estoy segura.

    Muchos besillos

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