BLOG DE RAFA PARRA SOLER

De vocación, poeta, ensayista y dramaturgo.











martes, 28 de junio de 2011

Vocación y jubilación

Qué hermoso, qué satisfactorio resulta llegar a la edad de jubilación habiendo hecho lo que te gusta, habiéndote ganado la vida haciendo exactamente lo que quierías hacer. Ella lo ha conseguido: ha dedicado su vida a educar niños y, de paso, enseñarles un poquito de Geografía e Historia. Además, ha desempeñado, a lo largo de su dilatada carrera profesional, todos los cargos del instituto, desde directora del centro, hasta tutora, pasando por el ejercicio de la Jefatura del Departamento, que es el cargo con el que se va a jubilar. Por tanto, no solo ha hecho lo que más le gusta, sino que, además, lo ha vivido en toda su plenitud, en todas sus manifestaciones académicas y burocráticas, y ha llevado a cabo esa tarea con eficiencia, profesionalidad, y con el entusiasmo y la entrega que le proporcionaban la vocación que sentía, que siente, hacia el oficio de la enseñanza.

Y qué hermoso y satisfactorio ha sido, para mí, compartir con ella, con mi compañera, estos momentos tan emotivos y tan especiales. He sido testimonio directo de su carisma, de su presencia emblemática, de esa veteranía manifestada con la cercanía y la sencillez de su forma de ser, cuyo rasgo más notable, desde mi punto de vista, es el de decir lo que piensa con la mayor naturalidad del mundo, un derecho que se ha ganado a pulso año tras año y después de haber visto y experimentado, de primera mano, todos los avatares históricos y políticos que han afectado a la educación en España para la configuración de este aspecto tal y como se manifiesta hoy en día.

Ella, mi compañera, se llama Consolación, Chelo para los compañeros y amigos. Y el legado que nos deja no carece de valor humano y académico. El legado humano consiste en la máxima pedagógica de que a los niños hay que quererlos, y quererlos no consiste en consentirles todo, sino en premiar sus virtudes y castigar sus defectos, en reírte con ellos cuando es el momento, pero también enfadarte y castigarlos cuando se portan mal. Esa es la forma de convertir a los alumnos en personas civilizadas, y así nos lo ha enseñado la maestra Chelo. Y qué decir de su legado académico: una mente lúcida, extraordinariamente culta, versada no solo en su disciplina, la geografía y la historia, sino, además, curtida en las lides políticas que han protagonizado la Historia más reciente de nuestro país. Me estoy refiriendo a una persona que ha alcanzado un conocimiento completo del ser humano, de sus grandezas y de sus miserias, lo cual le hace reaccionar ante cualquier asunto con la debida prevención. Eso también es sabiduría, y también forma parte de su legado.

El caso es que Chelo se jubila y el instituto se queda un poco huérfano, porque Chelo ha sido un poco la madre de todos nosotros, especialmente de los que estamos empezando en esto. Nuestra querida compañera siempre ha tenido una palabra amable para todos los que hemos acudido a ella, y muchas veces, no solo una palabra, sino un abrazo, un beso o una palmadita en el hombro. Esa es la calidad humana de una persona profundamente humana en su cercanía, en su buen humor, en su simpatía, en su cariñoso trato hacia los demás, en su infinita sabiduría y en sus profundos conocimientos. Chelo va a dejar de trabajar, porque se jubila y es ley de vida, pero Chelo no va a dejar de ser quien es, y ese es el consuelo que nos queda, el mismo que hace honor a su nombre, el de nuestra compañera.

1 comentario:

  1. CAS:



    Habrás sido "testigo", no "testimonio", ¿no?
    ¡Qué suerte jubilarse con tanta energía y tan feliz y satisfecha! ¿Llegaremos nosotros igual?

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