BLOG DE RAFA PARRA SOLER

De vocación, poeta, ensayista y dramaturgo.











miércoles, 4 de noviembre de 2009

Diario de un opositor: primera parte

Hoy he comenzado a prepararme la defensa de la unidad didáctica nº 2, que trata del texto literario. Ya me estoy elaborando un esquema en el que voy anotando lo más importante y lo que voy a escribir en la pizarra. Lo cierto es que casi todo el desarrollo de la unidad, sobre el papel, es pura obviedad, tanto lo referente a los contenidos como los objetivos de área y de etapa, con sus correspondientes fundamentaciones legislativas (los archimencionados Real Decreto 1631/ 2006, para toda España, y Decreto 231/ 2007, para la Comunidad Autónoma de Andalucía).

Es algo evidente el hecho de que la literatura se enseña y se aprende con la lectura y el análisis de textos literarios. También es evidente que para desempeñar esa labor son necesarias determinadas técnicas, y según el tipo de texto que se analice (no es lo mismo un poema que un cuento o una obra de teatro). Y casi tan evidente como lo anterior es la metodología y secuenciación de contenidos tipificados en las leyes (evaluación de conocimientos previos- para fomentar el aprendizaje significativo-, actividades de refuerzo, ampliación.etc, todo ello basado en el libro de texto, en el uso de la pizarra y los espacios del aula, la disposición de los pupitres, las TIC, etc.).

Frente a todos estos elementos comunes, que, a la tercera o cuarta exposición oral, ya se han convertido en materia de aburrimiento y hastío para los miembros de un tribunal, se alza, de vez en cuando, la originalidad y brillantez de un opositor que sabe manejar los gestos, las miradas, los movimientos y el tono de voz. Un opositor que sabe exactamente qué tiene que escribir en la pizarra y cuándo hacerlo, así como qué tiene que borrar y cuándo tiene que hacerlo, bien para escribir un dato más importante que el anterior, o para que lo que había escrito hace cinco minutos no le comprometa ante el tribunal en forma de alguna pregunta que el opositor en cuestión no esté preparado para responder y tenga que improvisar.

El problema es que cada vez resulta más difícil resultar original, porque lo poco que queda por decir, crear, plantear o como queramos llamarlo, si es que algo queda, se le puede ocurrir a otro en lugar de a uno mismo, y esa ocurrencia genial de última hora puede ser decisiva para conseguir hacerse con la tan deseada plaza de funcionario.

En cualquier caso, la originalidad es la clave del éxito en una oposición de esta clase, y yo voy a intentar ser original para lograr el éxito. Si algo tengo a mi favor, es que no tengo miedo. Al contrario: estoy deseando salir a la pizarra y demostrar a mis rivales lo que valgo.

1 comentario:

  1. Qué modesto, ¿NO? Así me gusta, sin miedo...recuerda siempre en cada exposición: "puedo prometer y prometo"...yo prometí a mi tribunal que llevaría a clase a Sanchis Sinisterra, sin saber siquiera si Clarita era hu´`erfana de padre...esa puede ser tu clave del éxito: la capacidad para improvisar y relacionar todos los datos que bullen en tu cabecita. Lo harás muy bien, y los fallitos se irán puliendo de aquí a Junio...ya verás cuando Juan Antonio le quite el capuchón al boli y ponga el cronómetro en marcha...te va esculpir como el diamante que eres. Estoy muy orgullosa de ti, cariño. Te quiero.

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