Cuando los trabajadores se pusieron en huelga, los empresarios llamaron al General, quien decidió sacar los tanques a la calle para reestablecer el orden público.
Al grito proletario de "¡huelga!", a los patronos les había bastado con responder "¡Generaaal!" para que el caudillo hiciera acto de presencia. Se acabó la rebelión. Todo el mundo, a trabajar.
jueves, 29 de marzo de 2012
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