BLOG DE RAFA PARRA SOLER

De vocación, poeta, ensayista y dramaturgo.











jueves, 15 de septiembre de 2011

La Rosa que se salió del puño

Se salió del puño y le van muy bien las cosas con su relativamente reciente adquirida independencia. Esta rosa es una flor cuya integridad escasea en el prado de la política, puesto que le encanta agradar exhibiendo la hermosura de sus pétalos, pero no duda en sacar las espinas cuando cree que debe hacerlo, que es cuando no está de acuerdo con algo, o ante cualquier asomo de injusticia cometida por la flora dominante, esa especie arrogante y acaparadora que quiere todo el prado para ella sola y trata de ignorar a las pequeñas florecillas que tratan de abrirse paso entre tanta exuberancia ajena.

Esta rosa se salió del puño porque no se encontraba a gusto dentro de él. Desde entonces, el puño no ha dejado de perder fuerza y está cada vez más débil. Las rosas que le quedan están cada vez más marchitas y opacas. La lozanía es un sueño del pasado, cuando la palabra "socialismo" significaba algo para ellas: cuando un jardinero llamado Pablo Iglesias decidió cultivar el huerto de sus ideales basados en la justicia, en la igualdad y en la democracia.

Esta rosa aventurera representa lo mejor de aquella época en que la rosa todavía se dejaba abrazar por el puño que la sostenía. Y esta rosa, a diferencia de las otras que siguen dentro del puño, no ha perdido su lozanía, sino que la ha ido aumentando con los años, porque el tiempo no hace mella sobre aquello que es auténtico, sincero, verdadero y transparente. El tiempo no hace mella en las ideas de justicia, igualdad y democracia, que fueron las semillas que aquel jardinero plantó, en su momento, para que algún día llegaran a fructificar en forma de victoria del proletariado sobre la burguesía.

La rosa que se salió del antiguo puño, hoy aprieta su propio puño con la fuerza de sus inquebrantables convicciones. Es independiente y decidida. Ya no es la marioneta de nadie, si es que alguna vez lo fue. Se llama Rosa Díez y le gusta hablar con claridad y cercanía al ciudadano. Si piden audiencia, les recibirá en su despacho para escuchar lo que tengan que decirle. No me imagino a Rajoy o a Zapatero haciendo lo mismo en sus refugios de Génova y Ferraz.

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