BLOG DE RAFA PARRA SOLER

De vocación, poeta, ensayista y dramaturgo.











miércoles, 21 de septiembre de 2011

La política como negocio

La política es un negocio para un buen puñado de políticos y gobernantes que se sirven de sus cargos para favorecer a los intereses privados, empezando por los suyos propios. La política como negocio consiste en bajar impuestos, privatizar servicios públicos y gastar cada vez menos dinero en lo que es más importante para los ciudadanos. La política como negocio consiste en ejercer el cargo con la intención de allanar el propio terreno colmándolo de favoritismos y privilegios para asegurarse un porvenir acomodado en la empresa privada. Durante su mandato, José María Aznar privatizó ENDESA, empresa en la que actualmente goza de un remuneradísimo cargo de consultor.

Ejemplos de este tipo son los que indignan al contribuyente, que se siente cada vez más defraudado al comprobar cómo nuestra democracia se va alejando más y más de su función originaria (gobierno del pueblo) para convertirse en caldo de especulación de los grandes empresarios y multinacionales. El de Esperanza Aguirre es otro desgraciado ejemplo de lo que comento, ese tipo de gobernantes cuya única vocación de servicio público consiste en suprimir el carácter público de ese mismo servicio que desempeñan. Porque la señora Aguirre, como su compañero Aznar, es de esa clase de políticos que sienten verdadera repugnancia por el gasto público, por el endeudamiento que requiere el mantenimiento de cualquier clase de servicios sociales, a los cuales no consideran rentables desde el punto de vista de las leyes de ese mundo del mercado al que tanto admiran y en el que tantos deseos tienen de participar y, claro está, de sacarse una buena tajada. Lo que estas personas no entienden es que la esfera pública no se rige por criterios de mercado, o no debería hacerlo.

Si tantas ganas tiene usted de enriquecerse, señora Aguirre, presente su dimisión de la Presidencia de la Comunidad de Madrid y dedíquese a sus negocios privados, y deje paso a algún compañero de su partido, o de otros partidos, que sí tenga vocación de servir a los ciudadanos de la mejor manera posible y que sea capaz de anteponer el mantenimiento de unos servicios educativos y sanitarios de calidad, o sea, lo que interesa a los ciudadanos, frente a los intereses de los mercados e índices bursátiles. Los ciudadanos madrileños tienen derecho a que se respeten las coberturas sociales que mantienen con sus impuestos, y no se merecen el desprecio de una presidenta que no les respeta, ni a ellos, que son los ciudadanos que la han votado, ni a sus impuestos, que es de donde procede el sueldo de la señora Presidenta.

1 comentario:

  1. Yo sólo digo que tampoco sabemos cómo seríamos nosotros mismos si nos viésemos con los bolsillos por llenar y la llave del tesoro quemándonos las manos. ¿Resistiríamos la tentación de robar/manipular/ocultar/fingir/extorsionar/defraudar/esconder? De gobernar, vaya...no sé yo...

    Yo no pongo las manos en el fuego por nadie, porque no sabemos cómo lo haríamos en caso de tener la oportunidad.

    Eso sí, probablemente con menos torpeza y descaro, sin hacer público lo privado a la hora de privatizar lo público.

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