BLOG DE RAFA PARRA SOLER

De vocación, poeta, ensayista y dramaturgo.











miércoles, 17 de julio de 2013

El desorden cotidiano (59)

Augusto era, de natural, optimista. Esto significa que él, a diferencia de otros, como Casandra, creía en la bondad natural del ser humano. En lo referente a casos particulares, desde luego, él no desconfiaba si no le daban motivos para desconfiar. Puede que ésta sea una actitud ingenua, incluso peligrosa, pero él era así.

Sin embargo, en algunas ocasiones, ante la indignidad de los hechos presenciados, Augusto llegaba  dar la razón a quienes, como Casandra, eran desconfiados con los demás porque no se fían de la gente y están permanentemente en actitud defensiva. Cuando esto sucedía, Augusto dejaba aun lado todo su optimismo rousseauniano y se acogía a la doctrina de Hobbes, ese pensador que le robó a Plauto su famosa sentencia: "el hombre es un lobo para el hombre".

Cuando esto ocurría, Augusto se convertía en el apóstol de la fatalidad y del pesimismo absoluto y, entonces, se le venían a la mente teorías y pensamientos como los siguientes:

"Si la codicia, la injusticia, la desigualdad y el egoísmo pueden más que la generosidad, la justicia, la igualdad y el altruismo y si, realmente, el hombre es un lobo para el hombre, entonces desenmascarémonos todos de una vez y mostremos nuestro aspecto más despreciable, salvaje y primitivo, que es el que, al final, acaba ganando la batalla. Si somos tan despreciables por naturaleza, entonces no tiene sentido ocultar nuestra forma de ser bajo unas leyes que no vamos a cumplir y unas normas de convivencia que no vamos a respetar. Si somos como somos y no hay remedio, entonces, al menos, la poca dignidad que tengamos conservémosla siendo sinceros con nosotros mismos y acabemos con esa institución burguesa llamada Estado, que no es más que un gran monumento al cinismo, a la hipocresía, a la justificación del dominio de unos individuos sobre otros por parte de los individuos dominantes".

"Si en nuestra naturaleza está ser asesinos, delincuentes, timadores, mentirosos, embaucadores, perjuros, adúlteros, infieles, desleales y egoístas, seámoslo de forma sincera, transparente y espontáea, como el instinto que nos guía en la selva de la vida. No pretendamos envolver en apariencia de raciocinio y civismo lo que es todo lo contrario a esas virtudes y a cualquier otra virtud."

"No nos engañemos. Si la humanidad es tan despreciable como lleva siglos demostrando, entonces de nada vale tratar de atenuar la naturaleza perversa del ser humano con mecanismos de ingeniería social, porque esa pervesidad siempre acabará saliendo a la luz. A veces, incluso, legitimada por el sistema político de turno. Así que sería mejor que nos librerásemos de todas las trabas protocolarias de carácter físico, social, político, mental y estético que nos hemos impuesto o que nos han sido impuestas a lo largo de la Historia. Sería mucho más coherente actuar por libre, para bien o para mal, sin tener constantemente encima a un Estado que juzgue nuestros actos según los criterios de la clase dominante que lo dirige."

"Porque, si el hombre ya nace corrupto, el poder lo corrompe todavía más. Y el Estado es, básicamente, una forma de poder. Por lo tanto, hay que acabar con el Estado. Hay que acabar con esa plataforma de convivencia social que legitima la práctica del cinismo institucionalizado, esa lacra que crece como un parásito, alimentada por el erario público."

"El poder político debe ser destruido. La política es una forma de delincuencia en la mayoría de los casos. La peor de todas, diría yo, porque sus hijos, los políticos, van por la vida como lobos con piel de cordero. La anarquía consiste en la ausencia del poder político, por tanto la anarquía es la solución."

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