BLOG DE RAFA PARRA SOLER

De vocación, poeta, ensayista y dramaturgo.











lunes, 22 de julio de 2013

El desorden cotidiano (71)

Rayuela es el juego literario del que se sirve Cortázar para trazar una estampa de la bohemia urbana del siglo XX y que se desarrolla en la ciudad más apropiada para estos fines: París. Es una continuación de la fiesta de Hemingway en clave más actual, con las referencias correspondientes en todos los terrenos mencionados: arte, literatura y música, con especialísima atención al mundo del jazz, que en la novela del argentino es descrito como una suerte de psicodelia provocada por el humo y el alcohol en cuyas nebulosas se recrean esos pensadores que fuman y beben mientras que divagan sobre el destino de la vida, cuya trayectoria incierta se parece a las volutas del humo que sale del cigarro.

Con Oliveira como maestro y la Maga en calidad de aprendiz, Rayuela se conforma como un universo descriptivo en que la gramática queda vuelta del revés con la intención de adjetivar todas las realidades de todas las formas posibles: los nexos gramaticales, tanto preposiciones como conjunciones, son eliminados,en la mayoría de los casos, para hacer más evidente, más cercana, inmediata e intensa la relación entre el sustantivo y el adjetivo o el complemento. Y esto no hace otra cosa que evidenciar y enfatizar, en el plano lingüístico, la atmósfera de bohemia de la cual la narración está invadida. Es una bohemia que está presente en todo: en el desorden estético y en el desorden vital de unos personajes que conceden más importancia al contenido que a la apariencia de las cosas. De esta actitud procede esa despreocupación que sería motivo de vergüenza y deshonra a los ojos de la conciencia burguesa, esa manera de pensar que tiene en la utilidad y el benefico material más inmediatos su única razón de ser.

La bohemia posmoderna de Cortázar se nutre de elementos de su misma naturaleza, como Joyce, Eliot, que son el flujo de conciencia y la decadencia de occidente, que también son Oswald Spengler y Samuel Huntington. La naturaleza posmoderna es el fin de las ideologías, o bien, la mezcla de todas ellas y su desmitificación. Y la mezcla es caos, amalgama y cercanía, una cercanía con el pueblo a través de los medios de comunicación de masas, lo cual, en realidad, constituye un avance, en lugar de un retroceso, como opinan algunos. Y Rayuela se hace eco de todo esto en la figura de Julio Cortázar, que es el padre del neologismo latinoamericano, que es otra forma de bohemia, de ruptura de dogmas, en este caso, de naturaleza expresiva.

Rayuela es un juego, como la vida misma, tan arbitrarios ambos: el juego y la vida, sometidos al capricho de la suerte o el destino, o la providencia atea o religiosa. La vida es un juego en el que participan Oliveira y la Maga con la esperanza de tener buena suerte para controlar al destino,y esto, a su vez, para que la providencia les sea favorable. Y el camino elegido para conseguirlo es el conocimiento. Y en eso consiste Rayuela: en un ejercicio lúdico y artístico de conocimiento. 
Éstas son las impresiones que la lectura de Rayuela le había causado a Augusto. Del lado de París ("acá"), todo hay que decirlo.

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