El comunismo que Augusto defiende no está en contra de la propiedad privada,
sino del abuso de ella por parte de los ricos, pues en esto, y no en
otra cosa, consiste el capitalismo. Este sistema va contra la idea del
bien común y cultiva un individualismo materialista en el peor de los
sentidos, puesto que ya del individualismo renacentista que dignificaba
al ser humano mediante la práctica y desarrollo de todas sus
potencialidades físicas, afectivas e intelectuales, sólo queda la parte
más banal y prosaica, aquella que es objeto de mercadeo, de compraventa,
de beneficio económico.
El ser humano parte del sometimiento feudal
durante la Edad Media, alcanza su propia liberación en el Renacimiento,
vuelve a ser presa de las tiranías del Antiguo Régimen y termina
alcanzando el estatus de la época contemporánea en dos fases: la primera
de ellas, nuevamente revolucionaria (EEUU, 1776, Francia, 1789, etc.),
y, por último, con la Revolución Industrial y con la burguesía erigida
en el nuevo elemento opresor, en este caso, del proletariado, que es la
clase social surgida de la industrialización.
Asistimos, por
tanto, a la evolución del concepto individualista, que, visto lo visto,
más se parece a un proceso de degradación que de evolución propiamente
dicha, puesto que, en la época actual, no se produce un desarrollo
positivo de este fenómeno, sino todo lo contrario: nos encontramos con
un retroceso en todos los términos que afectan a la idea del
individualismo como sinónimo de libertad humana, de derecho al libre
desenvolvimiento de la persona en todas las esferas de su vida.
Se
produce, en la actualidad, un fenómeno de pérdida de libertades
individuales debido a las directrices del mercado y todo lo que conlleva:
obsesión por la obtención de beneficios a toda costa, por la
acumulación de capitales, por sacar el máximo partido de cualquier
iniciativa empleando los mínimos costes posibles.
Esto conduce,
inevitablemente, a la existencia de desigualdades sociales y, por tanto,
al aumento de la distancia entre unas clases sociales y otras, cuando
uno de los objetivos del comunismo es la abolición de las diferencias,
que son las que causan que unos individuos, los pertenecientes a las
clases más acomodadas, subyuguen a los individuos de las clases más
desfavorecidas. Estos últimos, como consecuencia de este sometimiento al
que se ven destinados, pierden casi todas sus esferas de libertad al
tener que dedicar la mayor parte de su existencia a trabajar mucho
cobrando lo mínimo, precisamente, para que aquellos individuos
privilegiados ven cada vez más aumentadas sus propiedades y sus
beneficios particulares.
No se trata, por tanto, de suprimir la
propiedad privada, lo cual conllevaría eliminar algunas parcelas de
libertad individual que son absolutamente imprescindibles para que cada
persona mantenga su propia identidad, su carácter, sus gustos personales
sobre toda clase de elementos externos e internos, así como su derecho a
decidir por sí misma sobre cualquier cuestión que afecte a todas estas
cosas.
Se trataría de impedir los abusos a que la propiedad privada es
sometida por parte de quienes no miran más que por su propio beneficio,
lo cual pasa, como dijo Marx, por hacer colectivos los medios de
producción, de manera que se unan las fuerzas del capital y las fuerzas
del trabajo, tratando de integrar a aquéllas en el seno de éstas,
siempre de forma pacífica y dialéctica, para beneficio de ambas en
particular y de toda la comunidad en general, y que, de esta forma, el
producto fabricado o elaborado por el obrero (los bienes de consumo) se
convierta en elemento de disfrute totalmente suyo.
Este sistema
evitaría todo tipo de injusticias y desigualdades, y todo el mundo
disfrutaría de propiedad privada por el hecho de ser, cada individuo,
único dueño de los frutos de su trabajo y de su esfuerzo. Fíjese el
lector en la manera en que el comunismo no sólo no se articula en contra de la
propiedad privada, sino que, además, considera, en sus postulados fundamentales, la existencia de aquella como una
condición esencial para el predominio de la equidad y la justicia en el
seno de cualquier sociedad libre y democrática.
miércoles, 24 de julio de 2013
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